Ya son muchas las heridas que impregnan de pavor a un enfermo con mal color y peor convalecencia: España. Desde el 2008 los españoles nos hemos acostumbrado a palabras tan terroríficas como crisis, banca tóxica, corrupción, banqueros, políticos, desahucios y demás terminología altamente repudiable.
Ahora bien, en medio de situaciones tan complicadas surgen relatores perfectos de las circunstancias del momento que son capaces de plasmar en tinta negra y con gran agudeza mental, lo que reside en muchas de las mentes de los indignados españoles. El Roto, en Viñetas para una crisis y en su dilatada carrera como ilustrador del diario El País, es uno de esos escultores precisos de la realidad capaz de convertir una reducida unidad de expresión como la viñeta en un refugio para morder desde la trinchera del arte. Una rebelión en frac de las ovejas frente a los lobos.
Purga así el dibujante todos los dramas, mentiras y nuevas normas que parecen haberse impuesto en esta España en la que, sin darnos cuenta vivíamos todos por encima de nuestras posibilidades para ahora, directamente, no tener posibilidades. El Roto no tiene miedo a decirlo o más bien dibujarlo. Llenar historias sobre la crisis quitando la mordaza de la hipocresía a escenas que empiezan a convertirse en secuencias interminables dentro de un bucle abominable.
Entre las muchas virtudes de Viñetas para un crisis destaca la ligereza con la que el mensaje del emisor llega a un receptor que sin esfuerzo y en poco tiempo, comprende la idea que sacude al Roto. Un pequeño manifiesto crítico con el humor gráfico como base y la ironía, marca España, como ingrediente principal para que las heridas, aunque escuezan, se puedan digerir mejor a través de un humor nacido de la necesidad de exponer el retrato más fidedigno de una realidad tenebrosa.
Viñetas para una crisis puede servir también al no residente en España o al no enterado como una guía rápida para conocer por qué España acabó desvencijada por la ambición, el dinero y la especulación. Un libro de historia actual, con dibujos, las letras justas y picante social en cantidades industriales. El Roto se vacía en esta sucesión de viñetas que rebuscan en la basura de una España que para el autor de las escenas aún tiene visos de esperanza y recuperación, ya que como dice en una de sus ilustraciones: “Oscurece, por lo tanto amanecerá”.
Sergio Pascual
La Milana Bonita 