Herman Hesse, premio Nobel de literatura, demuestra En el balneario cómo la observación y la experiencia pueden convertirse en vías de acceso a un mundo de ficción. Sin perder el referente de la realidad pero con pizcas de magia, el escritor reflexiona sobre el mundo, la vida cotidiana, los pensamientos y las actitudes de las personas.

El novelista se interna en el balneario de Baden para mejorar su condición física, víctima del reuma. Narrado en capítulos breves, Hesse demuestra su habilidad innata para convertir cualquier cuestión, por trivial que parezca, en una clave filosófica. Desde la elección de la habitación, hasta su coqueteo con los juegos de azar, nada escapa a las reflexiones del pensador, que sabe hilar la trivialidad de la vida con las deliberaciones más profundas.
En el balneario es un relato autobiográfico, lo que no implica que el personaje Herman Hesse sea estático. Todo lo contrario. El paciente enfermo y convaleciente, recuerda lo mejor de su pasado, al mismo tiempo que rememora la incertidumbre que le depara el futuro, pero siempre desde una óptica cambiante. Desde las primeras páginas hasta los últimos párrafos el autor logra plasmar su sabiduría de un modo natural, sin emplear términos o conceptos demasiado abstractos. La ironía es un factor fundamental en la composición de la obra, lo que ayuda a agilizar su lectura.
La novela no tiene grandes personajes, porque Hesse absorbe todo el interés. Desde su óptica describe al resto de inquilinos del balneario, a los trabajadores y a sus esporádicos compañeros de juego. Uno de los momentos más divertidos de la historia se produce en el episodio del holandés, un vecino ruidoso, que simboliza todo lo que Herman no tiene: un aspecto envidiable, fuerza, salud, una mujer y buen humor. La confrontación con este personaje la mantiene dentro de su propia mente, elucubrando y planificando diferentes modos para deshacerse de él. Durante una de sus rabietas, incluso lo compara con el barco fantasma de la leyenda, el Holandés errante. Pero éste no es el único habitante con el que se cruza, el amable señor Kesselring o el director del balneario son otros de sus acompañantes durante la estadía.
Herman compara los mecanismos de la vida cotidiana con la estancia en el balneario, al que le cuesta acostumbrarse pero del que no puede salir. Las visitas al médico y los baños termales se convierten en la rutina de cada día, donde el escritor y protagonista regalan interesantes reflexiones sobre la importancia que tienen los pensamientos positivos para mantener un cuerpo sano. La psicología es uno de lo temas preponderantes a lo largo de la novela, como lo ha sido en su dilatada carrera literaria, donde la reflexión, la religión y el misticismo se han dado la mano en más de una ocasión. Si en Demian, el escritor exploraba la iniciación de Emil Sinclair en la adolescencia y Siddartha narraba las experiencias budistas de un joven indú, En el balneario examina estos temas pero de una manera más llana, en el que plantea el concepto filosófico de la “Unión” como la mezcla de ingredientes que componen una vida. Tampoco faltan las alusiones directas al dios Shiva o a figuras como Moisés y Jesús.
La novela es un viaje por la vida y los pensamientos de uno de los autores más importantes de la historia de la literatura. No es una biografía, pero tampoco un relato de ficción al uso. En el balneario es un compendio de vivencias sobre una etapa del autor, que invita a la reflexión sobre aquellos aspectos de la cotidianeidad que se repiten una y otra vez. A pesar de ciertos pasajes pesimistas, la historia intenta transmitir un mensaje positivo: lo importante es la actitud con la que se afronta la vida.
Nacho Pillonetto
Gracias por esta interesante reseña, me ha motivado para leer el libro. Adoro esa capacidad mágica que tiene Hesse para extraer joyas de colores escarbando en la cotidianeidad más gris y manida. Esta obra promete.
Saludos.