Narrativa Reseñas

Reflexión sobre ‘El barón rampante’ de Italo Calvino

Esta es la quinta vez que comienzo con la reseña de El barón rampante de Italo Calvino (1923-1985). No me convence lo que escribo. Todo me parece artificial e impostado. Si hablo de la sencillez de la novela, se me puede malinterpretar y pensar que considero que es un libro superficial o infantil. Si me centro en la delgada línea que divide lo inverosímil de lo verosímil en la historia, me ubico a un paso de catalogar a la novela como surrealista. No sé… Si he disfrutado leyendo, ¿por qué me cuesta tanto escribir cuatro cosas sobre él?

10 minutos después.

Creo que el problema es que la propia novela es una crítica en sí misma. ¿A ver cómo lo explico?

Cinco minutos más tarde.

El-baron-rampanteVale… Pónganse en situación. Ubíquense delante de un río cristalino, límpido, fresco, perfecto. Si por un casual la corriente hubiera arrastrado algo de basura y esta se hubiera quedado en el fondo, podríamos verla y pensaríamos: ¡jobar, este río está sucio! Pero, ¿está más sucio aquel que nos permite ver la basura del fondo o el que debido a sus aguas turbias nos lo impide?

Algo parecido ocurre con esta novela de Calvino. Su agilidad narrativa, así como su pulcritud a la hora de describir situaciones y con ellas a los personajes, hacen que el lector sea capaz de percibir con nitidez sus propias contradicciones. Muchas veces la historia de Cosimo (protagonista de la novela) se hace predecible. El lector puede anticiparse al ritmo de escritura porque comprende al personaje, no debido a que sea una sucesión de tópicos.

Relectura de lo escrito hasta ahora.

Vale, me estoy dando cuenta de que estoy teniendo un discurso bastante fragmentario y esta última idea, que es la más importante, es difícil de comprender si no se contextualiza con el argumento. El barón rampante es la segunda entrega de trilogía Nuestros antepasados compuesta por esta novela, por El vizconde demediado y por El caballero inexistente (que analizamos en este programa).

Dichos libros no guardan una relación argumental eItalo-Calvinontre sí, sino más bien una coherencia lógica en la estructura. Es decir, en todos ellos Italo Calvino utiliza un marco pseudofantasioso del pasado para narrar problemas del presente. Así pues, en El barón rampante el escritor italiano nos ubica en un paraje decimonónico en el que un joven hidalgo decide dejar de pisar el suelo y vivir por siempre en los árboles. Este mozo es Cosimo y nosotros conocemos su historia gracias a Biaggio, su hermano y narrador.

Pues bien, como trataba de explicar antes, la magia de este libro reside en que esta idea (la de un muchacho de buena familia que decide no volver a pisar el suelo) pasa de ser una excentricidad a lo más lógico del mundo. Calvino es tan bueno que consigue que la lógica de los locos sea entendida por los cuerdos. Así, nos hace mirarnos en el espejo y preguntarnos: ¿por qué no estoy yo viviendo en los árboles? La respuesta es sencilla: no existe nadie tan valiente como Cosimo.

2 comentarios

  1. Hola Víctor Gutiérrez ,me fascino tu réflexion ,así que leeré este libro dos veces gracias a tu sugerencia ,felicitaciones milana bonita

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