Brillante filósofa, brillante escritora y, en resumen, una mente brillante. Vamos de genio en genio en La Milana, y le ha llegado el turno a la irlandesa Iris Murdoch. Considerada una de las personas más inteligentes de Inglaterra, Murdoch escribió más de 20 obras, entre ficción y ensayo, en los que compaginó brillantemente los dos ámbitos que mejor la definen: filosofía y ficción. Sin duda, una autora cuya inteligencia abarcaba tanto que encontró finalmente en la literatura una herramienta perfecta para canalizar su talento. En novelas como ‘Bajo la red’ (1954), su primera novela, ya dejó entrever algunos elementos comunes a la mayoría de sus obras. Nos encontramos con un protagonista intelectual, pues Murdoch solía decir que el escritor debía escribir sobre lo que conocía, cuyas peripecias permitían a la autora reflexionar sobre lo moral, el bien y el mal, la religión o la desesperación.
Personajes shakespearianos que convertían sus novelas en fórmulas absolutamente adictivas, como ‘El mar, el mar’ (1978), considerada su mejor novela y merecedora del Premio Booker, el más célebre de Reino Unido. Protagonizada por Charles Arrowby, un escritor de obras de teatro que decide refugiarse en un pueblo apartado al lado del océano. Un escondite que no le permitirá, sin embargo, huir de su pasado ni huir de sí mismo. Como decíamos, hay dos palabras que definen a Murdoch: filosofía y literatura. Con la idea siempre clara de la función de cada rama, supo sin embargo imbuir su obra literaria de una capa filosófica. Algunos, en cambio, la han tachado de una “novelista de tesis”, una simplificación que no aplica en el caso de la pluma de la irlandesa. En una conferencia en Madrid en 1990 comentaba que el modo de reflexión filosófico es distinto al de la ciencia o a la manera como el arte aborda la realidad, inherente a nuestro mundo. Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que ella hizo de esa reflexión filosófica un arte. A grandes rasgos, y resumiéndolo mucho, en su filosofía busca reivindicar la vida interior del individuo como forjadora, por así decirlo, de su razón moral, de su propia moralidad (frente a la corriente extendida del momento, que solo permitía juzgar por los hechos). El propio Charles Arrowby, antes mencionado, es gran ejemplo. Todo ello sirvió para que se convirtiese en una intelectual incómoda para el momento, pero tan brillante que el mundo de la intelectualidad no pudo más que abrirle sus puertas y colocarle la alfombra.
Para indagar un poco más en la figura de Iris Murdoch, entrevistamos en este podcast a Pilar Adón, escritora, traductora y editora que desde Impedimenta está construyendo una magnífica Biblioteca de Iris Murdoch, con obras como ‘Herny y cato’, El Unicornio’, ‘El libro y la hermandad’, ‘La máquina del amor sagrado y profano‘ y un largo etcétera para bien de los lectores. Con Adón nos sumergimos en la figura inabarcable de Murdoch para animar a todos a leer a esta maravillosa escritora.
