Acaba de salir publicado un libro en Acantilado tituladoEl demonio de la teoría. Lo firma Antoine Compagnon y en él hace una interesante disertación sobre la actualidad de los estudios teóricos literarios. La verdad es que se lee bastante bien. Tiene puntos de ironía, incluso graciosos, y aunque no lo pretenda realiza un buen repaso sobre los últimos movimientos intelectuales de nuestro tiempo. Con todo, y pese a que intenta llegar un poco más allá renegando del postmodernismo teórico (podríamos definir a estos autores como contrapostmodernistas), me parece que es un libro que ha sido envuelto en una bonita cubierta, pero que huele a rancio conforme se profundiza en él.
Compagnon intenta desligarse de los habituales debates (¿qué es la literatura? ¿qué son los géneros?, etc.) y no se da cuenta de que cede más espacio en su discurso a la refutatio (la contraargumentación) que a la propuesta. Es cierto que él dice que su proposición es la ausencia de la misma, pero a mí sinceramente no me vale. ¿Por qué? Demos un breve repaso por la actualidad literaria para darnos cuenta de que se necesita una renovación en la teoría literaria capaz de afrontar un nuevo paradigma del hecho literario.
Valladolid, ¿capital del español?
Filólogos del resto del mundo, ¡es el momento! ¡Cojan sus hoces y sus antorchas para conformar una turba sanguinolenta a las puertas de El Norte de Castilla (periódico regional de Valladolid)! No se trata de una revuelta acometida por sus faltas ortográficas (todos sabemos a la presión y con el poco tiempo con el que se trabaja), ni por la poca visibilidad de la literatura en sus páginas (la verdad es que es un medio con una buena sección cultural)… No, la razón por la que habría que apostarse a las puertas de su redacción exigiendo responsabilidades es por el reciente congreso que han organizado: “Valladolid, tierra capital del Español”.
¿Capital del español? ¿Es que aquí se habla mejor? ¿Es que aquí se habla “español”? Lo siento mucho, porque conozco a gente muy válida en ese medio, pero la barrabasada que están acometiendo con un congreso de este tipo es similar a la campaña fomentando el turismo idiomático que promovió el consistorio de nuestra ciudad de la mano (¡qué bochorno!) de la Universidad de Valladolid años atrás.
La mirada colonialista (e imperialista) capaz de afirmar que en esta tierra se habla mejor “español” que en el resto del mundo es casi cómica. Lo primero, porque si alguien puede afirmar esto sería como consecuencia de que las instituciones académicas ha impuesto nuestra variedad. Lo segundo, porque es ridículo hacer una nivelación escalada entre idiomas, variedades o dialectos. Claro, que si lo que importa es llenarse los bolsillos y fomentar el turismo a fuerza de mentiras bien está… ¡Pues no! Un poquito de vergüenza torera no nos vendría mal.
La película sobre Foster Wallace
The end of the tour se ha estrenado en julio de este año sin pena ni gloria. La película nos relata un pequeño fragmento en la vida del impresionante escritor David Foster Wallace. Concretamente, cuando David Lipsky (periodista de la revista Rolling Stone) acompaña durante cinco días al escritor al final de su gira promocional de La broma infinita.
Foster Wallace (interpretado por Jason Segel, sí, has leído bien, Marshall el de ¿Cómo conocí a vuestra madre?) está representado en esta película como un ser patológicamente infantil. Pese a los prejuicios que llevaba no me rechinó su interpretación, ni tampoco el guion que creo que cuenta con momentos de diálogo bastante buenos. No, la verdad es que si no me gustó nada la película fue por su mediocridad en todo. Preferiría que hubiera sido un desastre estridente antes que esto, porque tengo la sensación de que a la larga este filme será un regalo envenenado para la memoria del autor.
Políticos lectores
El último punto de la actualidad que me gustaría tocar es el de las entrevistas que está lanzando Babelia a los candidatos a la presidencia del Gobierno sobre sus hábitos de lectura. El otro día pudimos leer la que le han hecho a Albert Rivera (candidato por Ciudadanos), y la verdad es que con solo recordarla me recorren escalofríos.
El líder de Ciudadanos. Fuente: larepublica.com
La renuncia que estamos haciendo en la educación a la cultura, a la música, a todo lo que alimente un poco nuestro (sic.) alma y nuestras emociones… Como no empecemos ya, va a ser muy difícil concienciar a la gente en un mundo tan inmediato en el que valoramos tan poco las cosas. Un buen libro, una buena película, un buen concierto, duran para toda la vida en la retina. Luego te compras ropa o te cambias de coche y te da igual. Hay que introducir esa parte no tan tangible de las emociones en la educación (Albert Rivera).
Y todo esto te lo dice una persona que dos líneas más atrás ha reconocido que no lee nada de narrativa, ni de poesía y que va poco al teatro. ¿Podemos entonces afirmar que por esa regla de tres el señor Rivera no tiene alma?
Conclusiones
Como hemos podido observar en un breve repaso la literatura se está relacionando directamente con los poderes económicos y políticos, los cuales la están utilizando a su antojo. Por lo que, volviendo al principio, me pregunto si estaríamos siendo inteligentes si cediéramos la teoría literaria a las nuevas tribus de intelectuales que se pasean por ahí. En La Milana somos conscientes de que la revolución ha comenzado, ¿crees que tenemos razones?