No tenía previsto escribir sobre el último número del manga de Dragon Ball Super publicado en Japón, pero es que ha sido tan emocionante que no he podido resistirme. Tampoco suelo avisar sobre los renombrados spoilers, a mí particularmente me dan igual, pero ya que esta vez se trata del mismísimo Son Goku tendré un poco de consideración y respeto…¡Quedan todos avisados!
Muchos ya saben que la serie ha vuelto de la mano de Toyotaro, quien está haciendo un sobresaliente trabajo en el apartado gráfico del manga, aportando nuevas dosis de dinamismo a los personajes y a los combates. Vegeta es uno de los principales beneficiados gracias a la estilización del príncipe de los guerreros y a la incorporación de posturas y movimientos novedosos para representar las espectaculares escenas de combate. Mientras tanto, el bueno te Toriyama, que recordemos ya sobrepasa los 60 años, se hace cargo del guion. A veces irregular, pero siempre sorprendente, el manga se siente como la continuación directa de Dragon Ball Z, lejos de las polémicas que giran sobre el anime.
¿Qué es el Hakai?
Es el nombre de la técnica de Beerus, el dios de la destrucción. Su significado se puede traducir literalmente como «destruir» y eso es precisamente lo que hace: borrar de la existencia aquello que se propone. El primero en sufrirla fue una de las versiones de Zamasu, desintegrado por completo por el dios felino. Pues bien, atentos a la revelación: cuando todo parecía perdido Son Goku se saca de la galera el famoso Hakai. Sí, lo que todos creíamos que era solo una técnica de los dioses resulta que no es así y, concentrando toda la energía en la palma de la mano, Goku lanza el terrible ataque contra…¡la fusión de Zamasu! ¡Pero qué diferente es el manga del anime! El punto álgido del combate entre Goku, Vegeta, Trunks del futuro y el dios renegado está llegando a su epicentro superando, y ya van varias, lo ofrecido por el anime.

Una vez que Son Goku consigue extraer el máximo del poder del Super Saiyan Blue lanza el poderoso Hakai. ¿Elimina entonces a Zamasu? Pues va a ser que no y habrá que esperar al próximo número para conocer el fin de la batalla, un combate digno de la serie, con todos sus ingredientes: duración interminable, uso de nuevas técnicas, giros inesperados y la participación de muchos personajes.
Desde La Milana Bonita motivamos a los fans de Bola de Drac, Bola de Dragón o, simplemente, Dragon Ball a que se atrevan con el manga y dejen de lado todas las críticas que recibe el anime, el cual, por cierto, ha mejorado considerablemente. La calidad de Toyotaro está fuera de toda duda y la historia está mucho mejor perfilada ya que mantiene una coherencia que la versión animada pierde demasiado a menudo. Los elementos son más o menos los mismos, pero engarzados de modo diferente dando al villano divino momentazos para la posteridad y una importancia merecida al modo Blue, que se supone es el estado definitivo de los superguerreros, aunque con Son Goku y Vegeta nunca se sabe…¿Habrá una nueva transformación?
¡Taiyoken!