La Historia, con ‘h’ mayúscula, despierta en nosotros una pasión oculta. Y con nosotros me refiero a cualquier persona medianamente interesada por la cultura, la sociedad y los acontecimientos pasados en general. Estos hechos de otros años o siglos son los que han marcado nuestro devenir, nuestro presente y posiblemente nuestro futuro. ¿Por qué este refrán, de dónde viene?, ¿qué hay de esta tradición?, ¿y este baile? Todo tiene un porqué que viene fijado por los años que lo preceden y las costumbres humanas de aquellas épocas. Los historiadores recopilan datos y reconstruyen la Historia. Los estudiosos la interpretan y el resultado se enseña en las escuelas y universidades. También los periódicos, como constructores de la realidad, son agentes partícipes de esa Historia. Y no nos podíamos olvidar del elemento más importante para esta humilde web y programa radiofónico: los libros. A los que nos gusta leer, la invención de la escritura nos debe producir una grata alegría, y agradecidos acudimos a los escritos para conocer un poco más de la humanidad. De los libros y documentos parten los historiadores, y debido a todos estos ingredientes, las novelas históricas están viviendo un auge en los últimos años. No para aprender, cual lección académica, su contenido, sino para revivir unos hechos de un modo mucho más personal, con el acercamiento que solo pueden ofrecer las letras. No hay que tomarlas como manuales, como verdades absolutas, pues como dicta la hermenéutica, la única verdad es la suma de todas las interpretaciones posibles. Y si cambiamos el término ‘interpretación’ por novela, solo nos queda imbuirnos en la lectura para disfrutar de la Historia.

El escritor José Vicente Pascual es, quizás, consciente de todas las inquietudes humanas descritas más arriba y es ducho en las narraciones históricas noveladas. Su último trabajo, Almirante en Tierra Firme (Ed. Áltera, 2013) ha sido galardonado con el Premio Hispania de Novela Histórica. Pero no es la única, pues a lo largo de su larga producción literaria otras de sus novelas como La hermandad de nieve (Ed. Evohé, 2012) u Homero y los reinos del mar (Ed. Vía Magna, 2009) también han sido premiadas. Aquellos que no conozcan a este autor se estarán preguntando en qué reside esa habilidad para novelar la historia. Pues bien, la respuesta es sencilla, saber acercar esos acontecimientos históricos al desconcertado lector. Es decir, cumplir el objetivo que debe tener cualquier novela de este género. ¿Cómo? Con el tratamiento de los personajes, con una narración acertada, una utilización del lenguaje acorde y la sabia utilización de los claroscuros que siempre tienen los acontecimientos del pasado. Almirante en Tierra Firme traslada a los lectores al siglo XVIII, época en la que el imperio británico y el español luchaban por la supremacía militar y política. Época también de grandes buques de guerra, de flotas inmensas y de territorios que debían ser defendidos desde la tierra firme. En concreto, la novela trata sobre la defensa de Cartagena de Indias por parte de los españoles y más en particular aún, de la labor del almirante Blas de Lezo y Olavarrieta, apodado Pegleg Admiral (Almirante Pata de Palo) por la armada inglesa, quienes le temían como el que más y que pasó a mejor vida sin ver reconocidas sus bravuras bélicas.
Comienza la obra con un marco histórico muy certero, necesario para ajustar los años que se tratan y las vestimentas con las que la imaginación ha de vestir a los personajes. Tras él comienzan la verdadera novela, en la que el autor sabe jugar con maestría con la misteriosa figura del mentado Blas de Lezo, desconocido para muchos, y que ya desde el resumen histórico de los acontecimientos promete muchas aventuras y desventuras. Así, el lector ya se siente atrapado por la necesidad de conocer más sobre este almirante, algo que se acentúa al descubrir que el narrador no es aquel, sino un contrabandista cuyo papel en la trama es desconocido aún. El lenguaje es otro de los instrumentos de los que hace uso Vicente Pascual, adaptándolo al siglo XVIII para transportar al indefenso lector, que ya se encuentra atrapado por las historias de grandes batallas, heroicas defensas y actos bravos que sirvieron para derrotar al enemigo. Sencilla de leer, no muy extensa para aquellos que teman los tomos más voluminosos y disfrutable de principio a fin. Gustará a aquellos amantes de las novelas históricas, pero también a los que disfruten con la aventura. El siglo XVIII siempre ha despertado el imaginario colectivo y es en forma de novela una de las mejores formas para hacerlo. Almirante en Tierra Firme es pues un libro que sabe cumplir a la perfección como novela histórica de entretenimiento con la que no te devanarás los sesos pero que sabe deleitarte.