Existe un viejo debate en el mundo de la literatura: ¿son los best-sellers libros de calidad? Bueno, es evidente que asociar un libro de éxito comercial con la peor basura escrita es un error, un prejuicio innecesario y, en muchas ocasiones, supone un ejercicio algo corto de miras. Es cierto, se da la ocasión, hay libros con una cifra de ventas envidiables que desde el punto de vista artístico no valen nada. Por supuesto, lo digo desde mi opinión, pues para mí la literatura es un arte que debe aportar algo a esta materia gris que tanto apreciamos, y el mero entretenimiento facilón y, en ocasiones, cutre, no lo hace. Pero no cabe duda que vender mucho no es sinónimo de mala calidad. ¿Acaso no es El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha un best-seller? Y pobre de aquel que lo considere una mala obra… Sin ánimo de comparar al gran Miguel de Cervantes Saavedra con Stephen King (él tampoco lo querría, como es obvio), este último es un buen ejemplo contemporáneo de que no todos los autores superventas escriben meros artificios comerciales. Habrá a quien le guste su literatura, habrá a quien no, todo es respetable, pero no cabe duda de que es uno de los grandes escritores de los últimos tiempos y sus obras así lo avalan. Recientemente ha publicado Doctor Sueño (Plaza&Janés, 2013), la que es la secuela de su exitosa novela El Resplandor (1977), que ha sido todo un éxito de crítica. Pero no quiero hablar de esta novela, que por ser secuela de la que es, ya ha acaparado titulares suficientes. Este tiempo se lo quiero dedicar a su obra 22/11/63, su penúltima publicación, novela que me ha cautivado enormemente por su singularidad.

¿Qué es 22/11/63? Extraño título cuanto menos. La novela nos traslada a una época pasada, la década de los 60. Y los más duchos en la historia reconocerán en seguida que corresponde al día en el que fue asesinado uno de los presidentes más famosos de Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy. Pero estamos hablando de Stephen King, y eso implica que no lo hace de manera convencional. Narra la historia de Jake Epping, un profesor de inglés que consigue un sueldo extra gracias a las clases que imparte a adultos con problemas de lectura. La cuestión reside en que este personaje da clases en pleno siglo XXI. ¿Y qué tiene que ver esto con Kennedy? Pues bien, la trama se complica cuando el bueno de Epping descubre que en el restaurante de su viejo amigo Al hay una puerta del tiempo, un portal que te transporta al pasado, siempre al mismo día y a la misma hora. De los que habéis leído hasta esta línea, muchos podrán estar pensando que, hasta ahora, nada de 22/11/63 les ha sorprendido. Tenéis razón, puede parecer un argumento manido y un mero artificio para atraer lectores (los viajes en el tiempo es algo muy recurrido). Pero la gracia no reside en el argumento, o no solo, sino en la forma que tiene King de tratarlo. Desde la primera página, la envolvente narrativa del escritor de Portland consigue engancharte, mantenerte extrañamente pegado a las páginas. La descripción de Epping y sus circunstancias, como diría Ortega y Gasset, es brillante. Y brillante es el mejor calificativo que se me ha ocurrido y, probablemente, de los más acertados. Porque todo lo que rodea al profesor de inglés te interesa. Y el caso es que como lector no llegas a entender el por qué, pero sencillamente quieres saber más y más sobre este personaje, lo que demuestra una habilidad que no puede pertenecer al más cutre de los autores best-seller. Algo (o mucho) hay en King que funciona.
Por supuesto, una vez que el que lee la obra necesita conocer más y más de la vida de Jake Epping, el hecho de que sepa de antemano que va a viajar en el tiempo supone un atractivo extra. Y aquí entra otro de los ingredientes estrellas de la novela. La temática del viaje en el tiempo, tan propio de la ciencia ficción, cobra aquí una dimensión tan natural, tan creíble y a la vez tan terrorífica (marca de la casa) que no hace más que demostrar su talento. Y es que quizás muchos hayamos soñado con viajar en el tiempo, pero también quizás tantos otros se lo pensarán una vez lean esta novela. Viajar en el tiempo no es un juego de niños, o no lo sería, en caso de ser posible, y eso es algo que Stephen King sabe demostrarte. Por otro lado, otro de los fuertes del autor también se manifiesta en 22/11/63, quizás incluso con más fuerzas que en otras obras. Más allá del gran trabajo que hace con los personajes, los cuales cobran vida ante el lector, la descripción de la época, de los 60, y el gran ejercicio de documentación e investigación hacen de esta novela un producto redondo. La idea de que los hechos del hombre, por nimios que sean o parezcan, tienen una repercusión en el futuro y una razón de ser hace reflexionar a un lector que jamás podrá imaginarse lo que va a leer. Por supuesto, no puede gustar a todos. 22/11/63 no es un libro perfecto, ni mucho menos. No es apto para los amantes de la acción más directa y de las aventuras más digeribles. Es mejor paladear sus páginas que no hacerlo, y por ello los menos pacientes quizás no puedan disfrutarlo tanto, pero sin duda se trata de una gran novela, un gran best-seller y un ejemplo más de que Stephen King es un escritor de altura. Terror realista hasta cierto punto, extrañamente natural al hombre y capaz de retorcer nuestras neuronas hasta la última página.
Muy bueno tu comentario, gracias , la milana bonita es un hermoso programa que deberia ser de escucha obligatoria
Soy de Chile y he disfrutado de varios podcasts y páginas a través de Internet. Los felicito y espero para todos ustedes y sus lectores/oyentes un feliz año 2014.