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La inocencia del amor

Qué inquietantes y divertidas son siempre las opiniones de los niños. La inocencia de los más pequeños, tan pulcra, sin contaminar… que a veces no es tal.  Está muy extendida la idea de que los niños muchas veces razonan de una manera sencilla, sin complicaciones. Ensayo y error. Pero su mente, la de todos nosotros a esas edades anteriores a alcanzar la década, es más compleja de lo que parece. Y son precisamente ellos, los niños, los que pueden narrarnos grandes historias. Es por eso que muchos escritores acuden a su infancia para dar forma a un relato o simplemente rescatar su vida anterior. Pero una de las prácticas literarias que más me gustan es cuando el autor amolda sus inquietudes y pensamientos de la infancia a su razonamiento adulto. El cóctel es un continuo contraste de ideas reflexionadas a posteriori, con perspectiva y, muchas veces, una puerta abierta a los recuerdos más inimaginables. Así surgió la novela El sabotaje amoroso, de Amélie Nothomb, una historia sobre su infancia en Pekín como hija que es de embajadores.

Ilustración de Francisca Aleñar
Ilustración de Francisca Aleñar

Todo lo descrito en el anterior párrafo cobra más fuerza cuando el autor, además, ha tenido una infancia más que interesante. Siempre puede recurrir a la ficción, pero lo vivido siempre ayuda para dar un empujón fuerte a la imaginación. Esto es precisamente lo que le ocurrió a Nothomb. Si en su obra Metafísica de los tubos exploraba su particular biografía en Japón hasta los 3 años, El sabotaje amoroso continúa cronológicamente con los hechos, pero esta vez situados en el gueto de embajadores de la ciudad china, donde habían trasladado a sus padres, ambos diplomáticos. Un mundo de adultos con en el que la autora, que contaba por aquella época siete primaveras, se da de bruces. ¿Comunismo, China, ventiladores por doquier? El brusco cambio en su modo de vida es explicado al lector con una audacia característica de la pluma de esta joven autora. Sus reflexiones e inquietudes son de una dimensión tal que el lector, dejándose llevar por el bueno humor y la ironía de la obra, se siente también en Pekín, presto a descubrir ese extraño mundo de hijos de embajadores en una ciudad exótica y desconocida.

Solo le falta, claro, el ingrediente final: el amor. Un sentimiento traicionero que aborda a la protagonista cuando esta está más indefensa. Una joven italiana, de nombre Elena y belleza sin igual, será su objeto amado. Y ella, Nothomb, no sabrá cómo abordarla sin herirla, no sabrá cómo amarla sin herirse a sí misma ni sabrá cómo pueden lidiar los adultos con una sensación tan compleja como el amor. A golpes se aprende en la vida, podría decirse. Y, como nos enseña este libro, así es como se configura nuestra personalidad, nuestro futuro, a base de vivir y experimentar. Algunos por suerte llegan a escritores y pueden narrar esa experiencia. Otros, también por suerte, pueden disfrutar de esas historias que nos brindan esos escritores porque, como sabemos, leer es también una experiencia vital y reconfortante. No os perdáis nuestro análisis de esta bonita historia, El sabotaje amoroso, que analizaremos el próxima día 2 de febrero. ¡Dejaos enamorar junto a nosotros!

¡La revolución ha comenzado!

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