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Las ratas, de Miguel Delibes

La concepción que el ser humano tiene del tiempo ha cambiado de manera radical en las últimas tres décadas. El desarrollo en los sistemas de comunicación, en los medios de transporte, en la agricultura… Todo ello ha hecho que nuestra relación particular con la naturaleza y, por supuesto, con la vara de medir del segundero haya sido completamente reformulada. Las estaciones del año se desvanecen, no son más que efemérides coloristas en algunos medios de comunicación, y los días ni valen ni cuestan lo mismo (y eso que siguen teniendo 24 horas).

Tan vertiginoso ha sido el cambio que aún no tenemos perspectiva suficiente de qué es lo que hemos dejado atrás. La inercia no permite parar, el consumismo conlleva más consumismo, las flechas marcan el camino y quien se salga de la vereda o simplemente mire a los lados tendrá muchas papeletas de ser catalogado como «radical». 9788423343409

Imaginen por un momento al Nini, personaje principal de Las ratas, en este contexto. ¿Cómo reaccionaría? ¿Qué pensaría del abandono progresivo del campo? ¿Tendría móvil? Habrá quien piense que las respuestas a estas preguntas serán completamente subjetivas porque se trata de un individuo ficticio. Nosotros nos negamos a aceptar esta premisa. El Ratero, la Undécimo, el Malvino y, por supuesto, el joven Nini son reales y eternos (aunque provengan de la ficción). Por esta razón, nos resulta muy fácil concebir sus vidas 50 años después.

No mentimos si decimos que el Nini es ya un anciano venerado (y olvidado) que observa con suspicacia los nuevos tiempos apartado del mundo desde un gran residencia, en la que el único contacto que tiene con la naturaleza es el paseo diario por el parque que le da un auxiliar de enfermería. Hace unos años, un amigo le regaló una radio. Muerto el amigo, esta se ha convertido en su mayor compañía. Allí, en una sala fría y anónima emplazada en cualquier geriátrico público, el Nini sube el volumen de su transistor y escucha atento arrimando el altavoz a su oído porque está un poco sordo. Una sintonía le resulta familiar y entonces distingue el inconfundible canto del pájaro. Ya nadie escucha sus consejos o advertencias meteorológicas, pero avisa:

– Ha llegado el otoño. La Milana ya ha echado a volar.

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El tiempo ya no pasa, sino que corre, o mejor dicho, vuela; pero el Nini seguirá viviendo siempre que alguien saque unas horas de su desquiciante rutina para leer Las ratas. Es nuestra responsabilidad, tuya y mía, que nunca muera este joven antisistema.

¡La revolución ha comenzado!

LAS RATAS
Ilustración de Francisca Aleñar

1 comentario

  1. ¿Qué os ha pasado en este programa? Se me ha hecho algo pesado, aunque me alegro de volveros a oír!
    Buena iniciativa lo de la nueva sección, estoy deseando ver a que más gente interesante conozco gracias a ella 🙂

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