«Los periodistas no lloran». Así de contundente arranca Transmetropolitan, las andanzas de Spider Jerusalem a cargo del polémico y prestigioso guionista inglés Warren Ellis. Una propuesta que debutaba en el año 2008 bajo el sello Helix y que hoy en día goza más salud que nunca. Fresca, impactante y con mucha crítica social, estamos ante uno de esos cómics que entran en la categoría de «los imprescindibles».

Spider es un periodista que vuelve de su retiro dorado, después de cobrar el dinero por unos libros que nunca llegaría a escribir. La acción comienza con el reclamo de su editor, lo que le obliga a dejar su vida al margen de la sociedad para volver a convertirse en la estrella del show. La sociedad que le aguarda es la misma, pero diferente. Una sociedad futurista, tan compleja como corrupta, rara y abominable. Warren Ellis compone una sinfonía cyber punk donde abundan los personajes extraños y máquinas aún más estrambóticas. Cuidado al gato fumador con tres caras, una muestra evidente del tono creativo e inmensamente sórdido de Ellis.
El periodista Spider Jerusalem ha pasado los últimos cinco años de su vida aislado en un refugio en la montaña. Ahora regresa a la ciudad trayendo consigo la verdad y el caos. Armado con un computador portátil y un lenguaje vitriólico, se convierte en el azote de los poderosos denunciando los abusos y las mentiras caiga quien caiga, sea líder religioso, presentador televisivo o presidente de la nación (a quien Spider llama, cariñosamente, “la bestia”).

En una de las primeras historias, veremos como se las ingenia Spider Jerusalem para investigar los disturbios en el Distrito 8, el barrio marginal de la ciudad. Una vez dentro de la situación seremos testigos del papel del periodista cuando se desata una batalla campal, que deja a la policía en muy mal lugar. Un hecho que nos retrotrae a situaciones de inminente actualidad, con la brutalidad policial como estrella.
Spider Jerusalem puede escribir desde el lugar donde ocurra el hecho noticioso, pero también lo veremos subido a tejados o desnudo a plena luz del día mientras redacta de manera compulsiva. Las palabras del reportero se convierten en un mazazo social, con referencias muy meta, de esas que tantos gustan porque sacude al lector interno pero también al otro, o sea, a nosotros. Mucha atención al trabajo del dibujante Darick Robertson, una garantía total.
Transmetropolitan es un aproximación al periodismo gonzo, ese que se acerca tanto a la noticia que termina por convertirse en parte de ella. El escritor norteamericano Hunter S. Thompson inauguraba con su estilo narrativo una especie de género que ha encontrado en Spider Jerusalem y Transmetropolitan su prolongación en forma de viñetas. La lucha contra el poder y la corrupción política no ha hecho más que empezar y aunque su protagonista parezca más un fugitivo que un héroe, su postura moral nos sorprenderá en más de una ocasión. Ya lo saben, las apariencias siempre engañan.
Lectura obligada.
¡A leer!