A estas alturas sospecho que no existen demasiadas personas que desconozcan The Matrix, aquella trilogía de películas de ciencia ficción escritas y dirigidas por los Hermanos Wachowski. Protagonizadas por Keanu Reeves, Laurence Fishburne, Carrie-Anne Moss y Hugo Weaving o lo que es lo mismo: Neo, Morfeo, Trinity y el Agente Smith. La película nos contaba el dominio de las máquinas sobre los humanos, después de una guerra tras la cual la población del planeta había sido esclavizada, dejando a la mayoría en un estado de suspensión que recreaba los últimos años del siglo XX. Alabada, criticada, pero por lo general, encumbrada como todo un clásico del cine, pocos son los que saben la inmensa cantidad de coincidencias que esta serie de películas guarda con Los invisibles. ¡Cuidado! Este dato no es nada nuevo y ya muchos son los que han escrito sobre el tema. No obstante, nunca viene mal dar a conocer el origen, y para muchos verdadero material, del cual parte The Matrix. Pasen y lean.

La publicación
Los invisibles es una serie de cómics publicada por el sello Vértigo desde 1994 hasta el año 2000. Fue creada y escrita por el guionista escocés Grant Morrison, con la participación de varios dibujantes y en España, la editorial ECC Ediciones acaba de reeditarla. Una ocasión magnífica para darle una oportunidad a este clasicazo. En este primer volumen, Dí que quieres una Revolución, encontramos los ocho primeros números de su edición original, que a su vez comprenden los dos primeros arcos argumentales: Sin blanca en el Cielo y en el Infierno y Arcadia.
El punto de partida
Digamos que los invisibles son una especie de sociedad secreta formada por personas que han conseguido ver la realidad del mundo tal cual es: una farsa de sistema, manipulada por aquellos que utilizan al ser humano para llevar a cabo sus propios planes. ¿Les suena no?
Sobre esto Grant Morrison dijo que:
En realidad es muy simple. La verdad es que a los miembros del equipo de producción de The Matrix les dieron la colección de Los Invisibles y les dijeron que hicieran parecerse la película a mis cómics. Es un hecho constatado. Los Wachowski son creadores y aficionados a los cómics y eran admiradores de mi trabajo, así que no me sorprendió nada. Incluso se pusieron en contacto conmigo antes de lanzar la primera película de la saga y me preguntaron si querría contribuir con una historia para la web oficial.
Algunas semejanzas
El parecido físico entre King Mob y Morfeo, la tradicional aparición de un salvador que cambiará el curso de los acontecimientos, la capacidad que tienen los «despiertos» para asumir toda clase de poderes, la idea de que existe una realidad auténtica por encima de la aparente, los viajes espaciales a través de la mente (y no del cuerpo) y las artes marciales como disciplina para enfrentarse a los malos son solo algunas de las muchas igualdades que encontraremos a lo largo de la lectura de la que quizá sea la obra más personal de Grant Morrison.
Las palabras del autor:
No es ninguna extraordinaria coincidencia el hecho de que gran parte de The Matrix, argumento por argumento, detalle por detalle, imagen por imagen sea calcada a Los Invisibles, así que no debería haber mucha controversia. Los Wachowski fusilaron Los Invisibles y todo el mundo en el ajo tiene conocimiento de este asunto, pero por supuesto raramente alguien va a salir a decirlo. Por otra parte estuvo bastante mal que se desviaran tanto del constructo filosófico de Los Invisibles en la segunda y tercera partes, embarrándose indefensamente en una aburrida teología católica, probando que no habían tenido la experiencia que estaba detrás de Los Invisibles y estrellando tanto Reloaded como Revolutions en las rocas de la más absoluta incomprensión. Deberían haberse mantenido robando mi material y quizás habrían creado algo de lo que estar verdaderamente orgullosos… una película que hubiera cambiado la mentes, los corazones y el mundo. Me encantó la primera película, que creo que supone una obra con verdadero genio cinematográfico y muy oportuna, pero he escuchado a varias personas que trabajaron en ella y todas han confirmado que tuvieron Los Invisibles como referencia.
Después de que todos nos hayamos puesto en situación nos toca valorar un conjunto de historias con unos guiones complejos, donde abundan las referencias culturales. Desde las literarias, históricas hasta las filosóficas y religiosas. Todo tiene cabida en Los invisibles, una experiencia que solo podrá disfrutar al completo un lector de cómics habitual. No es que otro modelo de público no sea posible, sino que humildemente creo que la experiencia puede ser mucho más gratificante para alguien familiarizado con el mundo de las viñetas.

El trabajo de Morrison es encomiabe, aunque lo prefiero como agente revolucionador de personajes ya asentados. Sus etapas en la Patrulla Condenada, Animal-Man, la JLA y Batman fueron fabulosas: complejas, entretenidas, profundas, todo lo que un cómic de Morrison asegura. Sin embargo, Los invisibles no me ha terminado de convencer, quedándome la sensación agridulce de estar ante algo muy bueno que no logró engancharme. El apartado gráfico tampoco ayuda, muy irregular y ramplón, con un diseño de personajes que podría haber dado mucho más de sí, más atractivos conceptualmente de lo que vemos en el resultado final.
En conclusión…
Así es como es. Ya no estoy cabreado por este asunto, aunque lo estuve durante un tiempo porque hicieron millones fotocopiando mi trabajo en una Xerox y, para ser honestos, habría sido feliz con algún millón, para no tener que trabajar trece horas cada jodido día, incluyendo fines de semana. En resumen, estaba bastante contento con que pillaran las ideas pero muy decepcionado con que las destrozaran de esa forma, distorsionando todos los aspectos trascedentales gnósticos que hicieron del primer filme algo fuerte y potente. Si hubieran tenido algo de cordura, se habrían hecho mis amigos en lugar de joderme. Parecen buenos chicos.
Para terminar les dejamos con las palabras de su creador al completo, recogidas desde la web Zona Negativa, donde pueden disfrutar de un análisis exhaustivo sobre la obra.
¡A leer!