Los buenos cuentos de hadas son oscuros y crueles por naturaleza, narraciones envueltas en papel de caramelo que esconden símbolos y violentas reflexiones sobre los anhelos del ser humano. El cine, la televisión y un sin fin de artistas se han encargado de tergiversar su esencia, parodiando lo que una vez fueron. Caperucita Roja, El flautista de Hamelin, La Sirenita, Blancanievas y La Cenicienta encabezan un peculiar listado de cuentos de hadas profundamente macabros, pero tan infantilizados que resultan casi irreconocibles con sus versiones literarias originales. Hoy rescatamos esta idea para traerles un cuento de hadas moderno que, entre otras virtudes, abraza su pasado más tenebroso sin ninguna clase de miedo.
Preciosa Oscuridad abre el telón con la ya clásica escena de amor entre la protagonista, Aurora, y el esperado príncipe azul. Hasta ahí todo normal, continuamos leyendo y vemos a la adorable pareja tomar tarta y chocolate, pero de repente algo ocurre y el techo comienza a desprenderse, un material viscoso y rojo cae sobre ellos, obligándolos a salir. Como si fuera una película abandonamos los planos más cerrados para descubrir en un gran plano general, una espectacular página completa, el cadáver de una niña humana, el hogar de Aurora y el príncipe y docenas de personajes que escapan asustados ante el colapso de su mundo.
Durante la lectura no sabemos quiénes son estos seres ni tampoco por qué vivían en el cuerpo de la niña, aunque sí podemos especular y elucubrar teorías al respecto. El escritor no revela nada ni parece que sea su intención aportar unos datos que, evidentemente, ha considerado innecesarios para lo que quiere contar. Una lectura adictiva que se lee en muy poquito tiempo y que, seguramente, vuelva a releer con el paso de los años.
Los franceses Fabien Vehlmann y Kerascoët son los autores de esta estupenda obra que nos recuerda lo aterrador y reflexivo que puede llegar a ser un cuento de hadas bien narrado. No entraremos aquí en los sistemas de clasificación de Vladimir Propp o las definiciones realizadas por J.R.R. Tolkien sobre el género, tan solo recordamos lo que pretendían ser aquellos cuentos en sus inicios con la visión distorsionada que hoy nos hacemos, principalmente por su asociación a la factoría Disney o su público «objetivo».

Preciosa Oscuridad rinde tributo a los cuentos de hadas antiguos, aquellos en los que los finales felices no estaban asegurados y en los que se aprovechaba la aparente simpleza del género para indagar sobre la propia condición humana. Fabien Vehlmann y Kerascoët recogen estos atributos y nos los traen a nuestro tiempo, mientras somos testigos del proceso de descomposición del cadáver de una infante y la adaptación al nuevo entorno que sufren los protagonistas. Las alusiones a El señor de las moscas también están ahí, tan salvajes como evidentes: niños que hacen lo que sea con tal de encontrar comida y un refugio donde dormir. Reflexión doble sobre la crueldad infantil y el instinto de supervivencia reflejada no solo en la construcción de un guion inteligente, donde destacan más los silencios que los diálogos elaborados, sino en la capacidad narrativa del dibujo al ofrecernos una historia diferente de la que leemos. Y si Aurora intenta por todos los medios preservar la inocencia, las escenas grotescas decoran y enseñan al mismo tiempo una buena tanda de historias paralelas, breves e impactantes. La construcción de la personalidad, cómo encajar dentro de una comunidad y el egoísmo más exacerbado se dan cita en Preciosa oscuridad.
El apartado gráfico
El trabajo de Kerascoët es sobresaliente: colorido, infantil, delicado, pero también sórdido, detallado y profundamente cruel.
¿Pero quién es Kerascoët? Este personaje nace en el 2000 y no es más que la identidad adoptada por una pareja de diseñadores franceses: Pommepuy Marie y Sébastien Cosset. El nombre rinde homenaje a la pequeña aldea británica donde creció Marie.
Aquí les dejamos con su página personal. ¡Una maravilla!
Y si lo que algún despistado pretendía era evadirse libremente ante una historia edulcorada y remilgada, para este momento ya se habrá podido dar cuenta de que este libro no era para él. Para todos los demás, ya lo saben…
¡A leer!
Muy bueno