
Al principio de los tiempos, antes de que naciese ese maravilloso arte de la escritura, la cultura de los pueblos se transmitía de boca en boca, de padres a hijos, sobreviviendo al paso de los años en ese refugio llamado memoria. Gracias a ello hemos conocido infinidad de mitos, tradiciones, leyendas, conjuros, viejos cuentos u oraciones y relatos. Los narradores han ido cobrando diferentes formas, pero todos tenían en común su afán por mantener vivas las historias. Esto, claro, tenía también sus contras. ¿Y si alguien olvidaba el relato? ¿Y si el último conocedor se perdía en la infinitud de la muerte? También existían otros problemas, como las diferentes versiones, pero el más preocupante era que la cultura podía perderse, desaparecer sin rastro alguno. Por suerte creamos el registro gráfico, de las pinturas rupestres a la palabra. Con la escritura las historias permanecían sobre un soporte y, de algún modo, cobraban vida, se volvían oficiales, auténticas, reales… Muchas posiblemente no se recogieron y, por tanto, nos son desconocidas, pero otras tantas fueron rescatadas por la pluma. Una de ellas nos ha llegado hasta nuestros días. Una aventura que debía ser recogida por un cronista para que todos la conociéramos: la vida de Kvothe. Así nace la saga de Patrick Rothfuss (Wisconsin, EEUU, 1973), Crónica del asesino de reyes, que empieza con: El nombre del viento (Plaza&Janés, 2011).

Una tranquila posada en la que reina el silencio sirve de primer escenario. El posadero, que luce un pelo rojo intenso, parece no tener más interés que mantener limpia y brillante la barra. Pero no se confundan, no es un posadero cualquiera, es Kvothe. Dejemos que sea él quien se presente: «Me llamo Kvothe, que se pronuncia ‘cuouz’. Los nombres son importantes porque dicen mucho sobre la persona. He tenido más nombres de los que nadie merece. Los Adem me llaman Maedre. Que, según como se pronuncie, puede significar la Llama, el Trueno o el Árbol Partido. Mi primer mentor me llamaba E’lir porque yo era listo y lo sabía. Mi primera amante me llamaba Dulator porque le gustaba cómo sonaba. Me han llamado Kvothe el Sin Sangre, Kvothe el Arcano y Kvothe el Asesino de Reyes. Todos esos nombres me los he ganado. Los he comprado y he pagado por ellos. Pero crecí siendo Kvothe». Él es, posiblemente, uno de los mejores personajes que nos ha brindado el género fantástico en los últimos tiempos. Cuenta la leyenda que ha sido músico, mendigo, ladrón, estudiante, mago, héroe y asesino. Pero, ¿cuán ciertas son las leyendas? Esta pregunta es el punto de partida de una saga imprescindible para cualquier amante del género, ópera prima de Rothfuss, que cuenta hasta la fecha con dos tomos (el mencionado ‘El nombre del viento’ y ‘El temor de un hombre sabio’ –Plaza&Janés, 2013-), a la espera de un tercero cuya fecha de publicación se desconoce.

Los libros son volúmenes gruesos, de esos en los que el amante de la fantasía desea adentrarse nada más ver su lomo en las librerías. Muchos podréis pensar que no es más que otra obra de fantasía épica con un héroe aventurero e invencible. Pues no, es muy diferente, es algo original. Rothfuss puede presumir de contar con un estilo completamente personal, más propio de los cuentacuentos que de cualquier «plumilla». ¿Sus claves? El mundo de la obra, tan real que no parece propio de una novela de este género; sus personajes, cuya naturalidad atrae como un imán (uno de ellos, Auri, incluso protagoniza su propia novela, ‘La música del silencio’ -Plaza&Janés, 2014-) y, por último, el aroma de crónica histórica que desprende toda la obra. El hecho de estar junto al fuego escuchando a una figura tan misteriosa como Kvothe contar su vida (así se siente el lector) provoca un grado de adicción tal que no recuerdo haberme leído un libro tan rápido en los últimos años. El misterio que aguarda a la vuelta de cada esquina, la imperiosa figura del protagonista, su propia forma de ser (de verdad, os invito a conocerle)… Son tantos los elementos que hacen de El nombre del viento una gran novela que solo nos queda celebrar que esta historia no se haya perdido en los anales de los tiempos.
Es la propia trama la que te lleva de la mano. No falta, por supuesto, la aventura, los bosques, ciudades llenas de detalles, criaturas desconocidas y la magia. Elementos clásicos pero presentados de una manera diferente. Sin duda un gran debut para Rothfuss, quien fue también profesor adjunto de lengua y literatura inglesa en la Universidad de Wisconsin. El carismático autor cuenta con un divertido blog en el que suele divagar sobre su obra, literatura, fantasía y otras materias igual de interesantes. Y atentos lectores, porque Lionsgate se ha hecho con los derechos de la saga para hacer, junto al autor, adaptaciones cinematográficas, televisivas e incluso un videojuego. Lo cierto es que…un segundo, nos mandan callar. Chssss, silencio, tomad asiento, Kvothe va a proseguir con su relato…