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El amor por una tierra: reseña de ‘Patria’, de Fernando Aramburu

Cada novela es un mundo, que dirían muchos. Y es cierto. Algunas son grandes representantes de su género, otras tienen su fuerte en la temática o en otras son los personajes los que se llevan el premio gordo. Son muchas las variantes que nos llevan a leer una obra u otra, y el componente polémico es uno de ellos. Por mucho que Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) quisiese huir de cualquier tipo de cariz político en su última novela (al menos así lo ha explicado en las diferentes entrevistas que ha concedido), lo cierto es que Patria (Tusquets, 2016) no es una obra que, en España, se pueda leer de manera aséptica, y ese es precisamente su fuerte.

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Aramburu, licenciado en filología hispánica por la Universidad de Zaragoza, es autor de novelas como Fuegos con limón, Los ojos vacíos, El trompetista del Utopía, Años lentos o Las letras entornadas. Ha ganado numerosos premios, como el de la Real Academia Española, el Euskadi o el Vargas Llosa. Escritor de renombre, reside en Alemania desde 1985, cuando huyó de una tierra, su tierra, que no le aportaba más que decepciones. Sin embargo, no era una huída lo que estaba haciendo, pues a pesar de que el corazón le decía que todo quedaba atrás, una unión especial, que rebrotó en su narrativa, le impidió desvincularse de Euskal Herria.

Era cuestión de tiempo que se enfrentase a ese pasado de una u otra manera. El 20 de octubre de 2011, la organización Euskadi Ta Askatasuna (ETA) anunciaba el cese definitivo de la lucha armada, poniendo fin a uno de los conflictos más antiguos de Europa. Dicho acontecimiento provocó un nuevo porvenir para Euskal Herria centrado en la paz, y ha provocado que, felizmente, salgan a la luz novelas como Patria, las cuales, otrora, hubiesen sido algo más que polémicas. Su temática es cuanto menos atractiva, además de necesaria: la novela tiene como eje central un atentado de la banda que provoca la profunda división entre dos familias vecinas del mismo pueblo.

Entre estos personajes, nueve en total, se extiende un abismo infinito, oscuro, construido sobre el miedo, el rencor, el odio y un sinfín de ingredientes que caracterizan el conflicto que muchos tratan de negar. Quizás sea en el dolor de los comunes, y no en los titulares de la prensa o los magnánimos comunicados políticos, donde se esconde las raíces de dicho conflicto, y eso es precisamente lo que, en mi opinión, transmite la novela. En ella veremos por un lado la familia formada por Joxian, Miren, Joxe Mari, Gorka y Arantxa; y por otro, a Bittori, el Txato, Xabier y Nerea. Son estos nueve protagonistas, cada uno con una perspectiva, una vivencia, un modo de entender la vida, quienes trazan el desarrollo del argumento.

El escritor Fernando Aramburu
El escritor Fernando Aramburu

Así, conoceremos que en una de las familias hay uno que mata y en la otra uno que muere, dos caras de una misma moneda que ha sido el día a día de la violencia en Euskal Herria. Sobre todos los personajes se alzan dos principales que, no sé si intencionadamente, tienen todo el peso narrativo de la trama. Son las madres, Miren por un lado, Bittori por otro, que como dos abejas reinas hacen y deshacen sobre sus allegados y representan la figura de la mujer fuerte que carga sobre sus hombros eternos dolores. Magníficos personajes que son sin duda el principal fuerte de una novela que, a mi modo de ver, solo podría haber escritor un autor vasco.

Sobra decir que es complicado, por no decir imposible, huir del sesgo político de la obra, tal y como señalaba al principio. No quiero, sin embargo, hacer un análisis en este sentido, y es que la gracia de la Literatura es que cada lector se forme su propio relato interior y opine sobre la obra. Porque, además, Patria va mucho más allá de la temática, y es que el escritor acierta sobre todo en la creación de unos personajes muy creíbles (de ficción, no se olvide, pues no es una obra histórica ni mucho menos) que nos permiten empatizar con ellos.

Se trata de una novela en la que cada protagonista aporta su granito de arena, coral si se quiere llamar así, pero sobre todo humana, que nos introduce dentro de una situación de conflicto entre bambalinas, detrás de las pancartas y las banderas. De manera subjetiva, claro, pero sincera desde el punto de vista del autor. Patria es una novela disfrutable, más sencilla de lo que me esperaba antes de leerla y quizás decepcionante en ese sentido (por lo de las expectativas), pero escrita con el corazón y por el amor a una tierra del que Aramburu, pese a los kilómetros de distancia, jamás pudo desprenderse. Como cierre, decir que, pese a que muchos políticos en la actualidad se empeñan en resucitar una violencia ya enterrada, porque les conviene, el final de la obra es un guiño a esa esperanza que muchos vascos reclaman, pues son tiempos de paz y diálogo. Y al que le moleste, esta no es su novela.

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