A menudo comienzo las reseñas con una introducción que sirva de contexto. Hoy vamos al grano porque de este contexto sabemos largo y tendido, o deberíamos: “Hay algo hipnótico en los personajes masculinos desagradables que no les permitimos a las mujeres, y es esto: a los hombres les permitimos que tengan confianza en sí mismos, incluso que sean arrogantes, egocéntricos, narcisistas. Pero en la vida diaria no aceptamos como líderes o ejemplos a seguir a mujeres que se comportan de este modo. Las tildamos de brujas egoístas. De madrastras pérfidas. […] Las heroínas deben representar el papel de la diligente Wendy, mientras que los héroes son Peter Pan”. Estas líneas las firma la escritora Kameron Hurley (Washington, EEUU, 1980) en uno de los ensayos incluidos en el compendio ‘La revolución feminista geek’ (Runas, 2018).
La autora de sagas de fantasía como ‘The Worldbreaker’, cuyo libro primero es ‘The Mirror Empire’; y obras como ‘God’s War’ o ‘Apocalypse Nyx’, entre otras, ha decidido que era un buen momento para dar el salto a la no ficción. Lo hace con esta recopilación de artículos y ensayos que acaba de llegar en español gracias al sello fantástico de Alianza Editorial y el trabajo de su traductor Alexander Páez. El porqué de su publicación es muy sencillo, y es que la obra tiene como objetivo constatar una realidad: las mujeres geeks siempre han estado ahí y no se puede silenciar a la mitad de la población. Vivimos un momento en que esta cultura pop está alcanzando cobertura mediática de primer nivel y una nueva generación de voces comienza a moldear el relato. Ahora bien, en palabras de Hurley, “la cobertura convencional de estos problemas de crecimiento se ha centrado principalmente en geeks, casi siempre hombres blancos, que sufren una aguda nostalgia por aquellos días en que se daba por sentado que ellos eran el público de las novelas pulp y los videojuegos”.
Pese a que dicha cultura geek es solo un “microcosmos de nuestra cultura en general”, la pelea porque las mujeres sean escuchadas es la misma. Ahora bien, en ocasiones la reacción es asombrosamente virulenta en ese mercado de ciencia-ficción, fantasía, cómics, etcétera. Un buen ejemplo de ello lo vivimos hace poco, cuando el estudio desarrollador de videojuegos DICE presentó la quinta entrega de su exitoso videojuego bélico ‘Battlefield’. En el espectacular tráiler, la protagonista es una mujer. Es más, la portada del juego la protagoniza una mujer. Pues bien, semejante gesto encendió la mecha del público machista, que rápidamente inundó la red de flema contra el juego, e incluso peticiones de firmas para retirar a las mujeres del propio juego. Algunos comentarios eran ciertamente siniestros.
Desgraciadamente, hay otros ejemplos más espeluznantes, como el caso de la desarrolladora de videojuegos trasngénero Chloe Sagal, quien se suicidó incapaz de soportar el ciberacoso que sufría. Son solo dos ejemplos recientes, pero si nos ponemos a escarbar no paramos. “Si nos preguntamos a qué se debe la explosiva reacción contra las mujeres en la cultura popular y geek, hay un motivo: el statu quo y las concepciones convencionales sobre cómo funciona el mundo deben ser mantenidas por aquellos que se benefician de ellas, y para lograrlo, las voces que hablan sobre la realidad o un futuro diferente deben ser silenciadas”, explica Hurley.

Es evidente que su trabajo es más que necesario, porque supone un torrente de argumentos, reflexiones y mala leche que le sirven al mundo de la ciencia ficción y la fantasía como una ducha de agua hirviendo. Y digo hirviendo no porque duela, sino porque la suciedad se va más fácil. No obstante, ‘La revolución feminista geek’ me sorprendió no solo por dónde situaba el foco, sino también por cómo lo hacía. El conjunto de ensayos son varios, cerca de 40. Algunos son artículos o textos ya publicados y recogidos para la colección, otros se han escrito específicamente para esta publicación.
Uno de los aspectos más interesantes es la estructura, basada en la temática de los textos. La primera parte, por ejemplo, lleva por título ‘Subir de nivel’ y cuenta su experiencia a la hora de perseverar y mejorar en el oficio. Dicha sección incluye sus propias vivencias a la hora de enfrentarse a un texto o referentes que en su infancia le hicieron plantearse la realidad que le habían vendido. Capítulos como ‘Prepararé unas tortitas: sobre entrar y salir del juego de la escritura’ o ‘Asumir la responsabilidad al escribir historias problemáticas’ forman parte de esta sección.
“Comparada con [Joanna] Russ, Le Guin era de un conservador aburridísimo. Russ expresaba la intensa rabia que sentí yo al descubrir que el juego estaba amañanado en mi contra desde el principio, y que no importaba lo igualitaria que yo creyera ser, el mundo iba a tratarme como a una mujer, me gustara o no.” El resto de secciones son ‘Geek’, ‘En lo personal’ y ‘Revolución’; y respectivamente tratan temas tan dispares como el análisis de productos culturales específicos como la misoginia en la serie de televisión True Detective (‘Algunos hombres son más monstruosos que otros: hombres y monstruos en True Detective’) o problemas a los que se ha enfrentado (‘Hablando en público estando gorda’).

“Solo me halagaron en una ocasión por mi peso, y fue cuando me estaba muriendo”, explica, aunque que nadie se confunda, Hurley no escribe para dar lástima: “Y del mismo modo que tener coño no tiene pinta de que vaya a cambiar, tampoco va a hacerlo ocupar mucho espacio en el mundo, a no ser que vuelva a estar al borde de la muerte. Y lo siento, mis queridos amigos, pero no tengo intención alguna de volver a estar moribunda con el único propósito de que la gente pueda decirme el buen aspecto que tengo. Que se jodan.”
Su oficio de escritora lo plantea como una forma de activismo, y se puede comprobar también en su obra de ficción, en cómo plantea los personajes e historias para dar la vuelta a los cánones. Lo esboza también en ‘La revolución feminista geek’, en momentos como la construcción de la protagonista de ‘God’s War’, una antigua asesina del gobierno convertida en cazarrecompensas. “Al colocar a mujeres en estos roles hipermasculinizados, estaba desafiando la representación de las mujeres en la ficción como las personas a las que se les hacen cosas (en oposición a las personas que hacen cosas) al mismo tiempo que animaba a los lectores a echar otro vistazo a las ventajas y las serias desventajas de este tipo de masculinidad.”
La voz de Kameron Hurley está a un volumen bastante alto, es ácida y está cabreada. El cóctel perfecto para remover los cimientos de un sector, el de la cultura geek, que gana en importancia y exposición mediática. Es el momento justo para empezar a sacudirnos la caspa, y plumas como las de Hurley son el champú ideal, lleno de rabia y sabiduría.