Tony Soprano, interpretado por James Gandolfini, todavía sigue siendo uno de los personajes más complejos que ha dado la historia de la televisión y pasarán muchos años, hasta que otro personaje le derroque, si es que eso ocurre en un futuro próximo. Tony Soprano era el jefe mafioso de Nueva Jersey, pero también era algo más. Tony era un padre de familia, un amigo, un amante y, al final del camino, un tipo solitario que padecía y amaba como cualquiera de nosotros. La pasión de Tony Soprano refleja el universo criminal de la mafia así como el mundo simbólico de Tony, un ensayo sobre Los Soprano, la ficción televisiva que revolucionó el mercado hace ya tantos años.
El Cuenco de Plata publicó este breve ensayo sobre los avatares de un personaje que ya se ha convertido en patrimonio de nuestra cultura. Cuando en 2007 terminó de emitirse el último capítulo, el vacío que dejó fue tal, que no tardaron en florecer las críticas, los lamentos y las loas de un lado u otro. Emmanuel Burdeau, crítico de cine francés, analiza los tropiezos de Tony en su vida criminal y familiar por igual. Unos tropiezos que se han convertido en sinónimo de mucho humor negro y 86 capítulos que conforman ese renacer que experimentó el medio televisivo a comienzos del siglo XXI. Porque así fue, la serie bandera de HBO, por aquel momento, cambió nuestra manera de concebir las series al traer buena parte de la manufactura del cine al formato episódico que tanto consumimos hoy.
La pasión de Tony Soprano no es un libro sencillo de conseguir, de momento solo tenemos la versión argentina, pero si pueden hacerse con ella, no lo duden y adquieran un ejemplar. Lejos de las enciclopedias o textos monótonos que relatan una y otra vez las relaciones filosóficas de la serie o cuestiones similares, La pasión de Tony Soprano trata el tema de manera renovada, de algún modo su tratamiento es más cercano, pero también más técnico a la vez, sin tantos datos que repetir de memoria. El libro es un acercamiento al personaje, desde el significado que tuvo para Tony la palabra familia, ya fuera desde el punto de vista de la mafia, como el más afectivo afectivo junto a Carmela, Meadow y Anthony Jr. ¿Por qué triunfó tanto la serie que tenía a un asesino y padre de familia como protagonista? La pasión de Tony Soprano lo revela.
Las mejores reflexiones del crítico giran en torno al carácter episódico de la televisión, una rueda que da vueltas sobre sí misma para volver al mismo punto semana tras semana. Lo mismo le ocurría a Tony Soprano, encerrado en su rutina, deprimido y anclado a los ataques de pánico. En cierto sentido todo esto nos puede recordar al mito de Sísifo, condenado a cargar la misma y pesada piedra sobre una colina, solo para verla caer de nuevo y empezar el ciclo una y otra vez. La esperanza de volver a ver a sus queridos patos, como Sísifo conseguir llegar a la cima, fue su conexión emocional más potente, la única capaz de perfilarle media sonrisa sobre su rostro. Con esa ilusión volvía cada tanto Tony Soprano a su piscina, pero los patos nunca regresaron. Esto sí que es puro existencialismo canalla.