¿Puede la literatura hacernos sentir más jóvenes? Quizás dependa de cada uno, pero lo que sí puede hacer la literatura es transportarnos a momentos mágicos de la infancia. Coger uno de esos libros que devoraste de pequeño y volver a disfrutarlo de nuevo como adulto es un proceso casi mágico. La mente te hace guiños, incluso los podríamos llamar gags, como si de una película se tratase, cuando das, por ejemplo, con un párrafo que en su día te sorprendió. Casi puedes volver a ver la cara de confusión que te dejó tras leerlo una, dos y tres veces…

¡Cuántas veces hemos vivido eso en La Milana Bonita! Recordaréis, los asiduos, el eterno debate que hemos tenido, temporada tras temporada, en este programa cuando hablamos de ‘libros para niños’ o ‘libros juveniles’ que también pueden disfrutar adultos, o viceversa. Para aquellos que os estáis enganchando ahora a La Milana, más allá de ser más que bienvenidos, os podemos poner en situación con este asunto. ¿Habéis leído Alicia en el País de las Maravillas? Posiblemente sabréis que está cargado de juegos de lógica y de palabras que esconden contenidos que, a primera vista, pueden pasar desapercibidos. Esta novela fue «infantilizada», por así decirlo, por la versión cinematográfica de Disney. Claro que, cuando coges la maravillosa obra de Lewis Carroll con tus manos, todo cambia. Y un niño puede disfrutarla, claro. ¿Lo mejor? Que lo hace a su manera y de adulto volverá a hacerlo y seguirá desentrañando secretos. La literatura está continuamente enseñándonos algo. ¿No somos, acaso, todos niños?
Este es solo un ejemplo, pero tenemos otros más. Por ejemplo, el análisis que rescatamos hoy: Peter Pan y Wendy, de J.M. Barrie. Qué mejor ejemplo que el protagonizado por el niño que no crecía, y que agarró a Wendy de la mano y se la llevó al País de Nunca Jamás. ¿Los héroes? Los niños. ¿Los malos? Los adultos. Un libro plagado de aventuras con hadas, piratas, sirenas y mucha, mucha magia. Pero Barrie, que creó a Peter Pan para una obra de teatro en 1904, quería contar mucho más. Quería huir del pérfido mundo adulto y nos invitaba a hacerlo de la mano del niño que no quería crecer, tal y como hizo Wendy. Sabemos que estás deseando volver a escuchar aquel programa. Como en la novela Peter Pan y Wendy, en nuestro análisis hay mucho más que una charla sobre una libro, pero coincidimos en algo: en tener mucha, mucha magia, la que nos da la radio y la literatura.
¡La revolución ha comenzado!
Adoré el post, me encantó el programa de radio, Primera vez que paso por aquí, primera vez que los escucho. De corazón los felicito y gracias por esta ventana (por esta isla)