Si aún no se hubiera escrito La Casa de Dios, alguien tendría que hacerlo. Esta sentencia puede parecer una reflexión vacua o, incluso, un topicazo. Con todo, no me retracto. Creo que es la idea con más poso que he deducido tras la hora y media reflexión y análisis que durante este nuevo programa dedicamos a la novela de Samuel Shem.
La Casa de Dios se publicó en 1978 y, pese a que han pasado más de tres décadas, todavía hoy puede ser considerada como una autopsia de la medicina moderna. Su lectura a veces resulta desagradable, otras divertida, siempre muy pringosa y, por supuesto, tremendamente didáctica. El genial John Updike, autor de Corre, Conejo, prologa el libro y, en apenas un párrafo es capaz de sintetizar el espíritu que encierra esta novela:
Confiamos en los médicos. Por propia necesidad, los veneramos; imaginamos que su instrucción, competencia profesional y piadosa dedicación los han despojado de toda incertidumbre y agitación, de todos esos «ascos» que nosotros, en su lugar, experimentaríamos al ver lo que ellos ven y al ser instados para curarlo. La sangre y el pus y los vómitos no les revuelven las tripas; la sensibilidad y la demencia no les espantan; no les causa alarma alguna sumergirse en la viscosa maraña de los órganos internos, o atender a pacientes con males contagiosos. Para ellos, la carne y sus enfermedades se han convertido en algo abstracto, se han vuelto fríamente esquemáticas, han llegado a ser urgente objeto de infalibles diagnósticos y efectivos tratamientos. La Casa de Dios es un libro que nos libera de falacias tales.
Roy Basch, el narrador, protagonista y posiblemente álter ego de Samuel Shem, es el encargado de recetarnos esta vacuna de escepticismo contra el sistema de salud pública en el mundo desarrollado. Es cierto que el contexto en el que se mueve este joven aprendiz de doctor puede resultar extraño fuera de Estados Unidos, no obstante, la esencia de la crítica que pergeña con cinismo e ironía bien puede ser aplicada a cualquier sistema sanitario nacional de Occidente.

En este nuevo programa dedicado al análisis de La Casa de Dios, los escuchantes podrán encontrar las secciones habituales. En la Piedra Rosetta, divagamos sobre las características del libro, hablamos de las corazas que se construyen los personajes y tratamos de dilucidar si esta novela es una tragedia o una comedia. La Pluma, como no podía ser de otra manera, es el espacio destinado a hablar del autor, Samuel Shem. Descubriremos aquí que este nombre es un pseudónimo, hablaremos de su actividad profesional como médico y enmarcaremos la novela dentro de la tradición que aúna a la literatura y a la medicina. Habrá, por supuesto, espacio para las Palabras escondidas (hoy muy diferentes), Bandas de Libros y Textos con Contexto. Y como antibiótico contra la desesperanza una entrevista con Raúl Jiménez, presidente de la asociación Libros Cercanos y que ha puesto en marcha un librería social en el centro de Madrid donde cada uno decide el precio que quiere poner al libro.
¡No sé a qué esperas para descargarte el programa! La vida es una sala de espera donde parece que nunca nos toca el turno, así que lo mejor es llevar un buen libro en la mochila para hacer más amena la demora. Nosotros esta semana te proponemos La Casa de Dios de Samuel Shem.
¡La revolución ha comenzado!
¡Fantástico programa! Precisamente documentándome acerca de Shem ha sido como os he encontrado. Hacéis un gran trabajo y ya he empezado a seguiros.
Para los que somos médicos La Casa de Dios es un libro fundamental, y en cierta forma su lectura se ha convertido en un ritual por el que muchos pasamos. A veces nos podemos quedar en la lectura superficial que supone aplaudir los cinismos de Grasas. Eso nunca morirá, el recrearnos en lo mal que lo pasamos para convertirnos en algo idealizado y las defensas que cada uno acaba armando.
Pero también hay un mensaje preocupante, mucho más profundo a nivel social. Se trata de que la tecnología sanitaria, sumada a una sociedad de consumo cada vez más frágil en su individualismo lleva a que la gente se lance a los brazos de «la sanidad» para descubrir que nosotros no tenemos la respuesta al sufrimiento.
Os dejo un enlace a la reseña que escribí de la novela hace un tiempo, por si os interesa este punto de vista.
http://anabasint.blogspot.com.es/2015/03/de-vuelta-la-medicina-la-casa-de-dios.html
¡Un saludo!