El éxito de los superhéroes en el cine y la televisión lo está cambiando todo, y paso a explicarme. No solo podemos comprobar cómo se está explotando el concepto a nivel audiovisual, sino también cómo este está influyendo de forma activa en la matriz, la esencia de todo, el cómic mismo. Ya lo hemos comprobado en la adaptación del Universo Marvel y sus vengadores cinematográficos, pero también en los héroes que comparten con la cadena Fox y Sony. Lo que ocurre en el cine tiene su impacto en el cómic y no al revés, como en un principio debería ser. Las influencias se producen, sobre todo, a nivel estético pero también argumental. No obstante, esto no siempre ha sido así.

Un poco de retrospectiva
A finales de los años sesenta, un joven escritor llamado Dennis O’Neil, se mostraría interesado por lo que estaba pasando a su alrededor: guerra, corrupción y el auge de la heroína. Sí, ahora todo esto nos puede sonar a tópico, pero no en aquella época. El nuevo periodismo y los dramas sociales eran portada día sí, día también y esto tenía un reflejo muy débil en el cómic norteamericano, menor aún en el encorsetado género de los superhéroes. Entonces, ocurrió que aquel prometedor guionista elegiría a un personaje sin demasiados adeptos para hacer con él lo que quisiera: Oliver Queen/Green Arrow, hoy mundialmente conocido por la interpretación de Stephen Amell en la serie de televisión Arrow. Por si esto no fuera poco, terminaría emparejándolo con un policía espacial, cuyo nombre también empezaba por Green. Neal Adams se sumaría al carro de batalla para dar forma a una era gloriosa para ambos personajes, esas que siempre encontraremos citadas por los expertos y gurús del cómic. En La Milana Bonita hablamos brevemente de esta etapa en el programa dedicado a Trainspoitting, debido a la relación de las historias de Green Arrow y Green Lantern con el mundo de las drogas.
El matrimonio O’Neil/Adams terminaría inspirando a dos de los escritores más importantes de la industria: Frank Miller y Alan Moore (con perdón de Neil Gaiman). Los temas sociales, los problemas de la calle tenían su contrapartida en las viñetas, convirtiéndose en una lectura incómoda con colores chillones. Más de cuarenta años después, ni Green Arrow ni Green Lantern podrían reconocerse en el espejo. El tiempo ha pasado, los lectores han cambiado y el medio también. Pero ellos siguen ahí, con apariencias renovadas, historias más sencillas y el mismo afán por impartir justicia.
La guerra de los Outsiders

A pesar de las diferencias hay que saber reconocer el buen trabajo que está realizando Jeff Lemire en Green Arrow. El personaje no es el que era, ni por asomo, pero este rejuvenecimiento combinado con varios aspectos importados desde la serie de tv le han venido como anillo al dedo. Lejos de planteamientos comunistas, al menos por ahora, este Oliver Queen llama la atención. Hacía mucho tiempo que un guionista no trataba con ideas renovadas un personaje que se había quedado encasillado en el joven guapo y rico que sabe lanzar flechas. El cómic ha sabido nutrirse de aquellos aspectos que han dado éxito a la serie, pero sin caer en infantilismos y caracterizaciones a medio camino. La guerra de los Outsiders supone un punto y a parte en la vida de Oliver Queen. Un enfrentamiento entre diferentes clanes de guerreros, que terminarán por arrojar algo de luz a los misterios que todavía circulan sobre su estadía en la isla, la relación con su padre y el aprendizaje del tiro con arco. Si a una lectura ágil y entretenida le sumamos el talento de Andrea Sorrentino, entonces tenemos un cómic redondo para iniciarnos en el mundo de esta renovada versión del arquero esmeralda.
La Guerra de los Green Lanterns

Después de más de diez años escribiendo los guiones de Green Lantern, Geoff Johns se ha convertido en sinónimo de éxito. No solo por rescatar al personaje del ostracismo, sino por expandir el universo de Hal Jordan a límites nunca antes explorados. Su labor tendría tal alcance que no solo le serviría para hacerse cargo de otras cabeceras, también para ser uno de los responsables de la adaptación del universo televisivo de los personajes de DC. La guerra de los Green Lanterns supone un alto en el camino de Hal Jordan, con un final tan épico como solo el escritor podía articular. El propio Johns decía al respecto lo siguiente: «Una cosa sobre La guerra de los Green Lanterns es que quería volver a los cuatro protagonistas básicos, y realmente intimar con ellos otra vez. Pero quería que el telón de fondo fuera grande porque, honestamente, es muy excitante trabajar en un tebeo como este. Las historias de respiro… No sé como, sabes, ¿cuando tiene un respiro un policía? Así que es una saga tras otra, pero las historias de Green Lantern son épicas. Y se desarrollan en base a los personajes». (Puedes leer las declaraciones completas acá). La vieja guardia se reúne para una despedida por todo lo alto: Guy Gardner, John Stewart, Kyle Rayner y Hal Jordan. Sí, también está Siniestro. Una de las grandes historias de Johns que, sin ser la mejor, sabe mantener el ritmo narrativo y las sorpresas que tanto han gustado a sus lectores. La calidad del dibujo y el guion hacen que este tomo se pueda leer de una sentada.
Finale
Ya hemos visto cómo los cómics y las series de televisión de DC han sabido retroalimentarse, bien siguiendo un camino u otro. Ahora es turno de esperar a ver de qué modo influye todo esto en las futuras adaptaciones cinematográficas de Zack Snyder y compañía, donde esperaremos ver una versión actualizada de la extraña pareja (un policía espacial y un arquero, no lo olviden). Una garantía para los amantes del color verde.
¡A leer!