
John Constantine es tan maleable que jugar con su personalidad y entorno terminan consagrando definitivamente a los guionistas que deciden hurgar en su cerebro. La lista ya la hemos mencionado en otras oportunidades, pero nunca está de más recordar que unos señores llamados Alan Moore, Steve Dillon, Brian Azzarello y Warren Ellis, quien hoy nos acompaña, han pasado por su manos. Sí, no se equivoquen, los escritores no tienen demasiado poder de decisión cuando nos cuentan una historia sobre John, ya que es el propio Constantine quien les susurra, palabra por palabra, lo que deben escribir. El mago más mordaz de los cómics manipula a quien se cruce en su camino, independientemente que quien tenga delante sea un demonio o un autor de otra dimensión. Matanzas, rituales, invocaciones, el sacrificio de inocentes, borracheras interminables y mucho humo. A partir de allí cada cual puede aportar lo que considere oportuno a su turbio universo.
Continúa la recopilación por etapas de Hellblazer, un motivo de alegría para todos los que adoramos a John, pero también para aquellos que quieran descubrirlo y perderse en las páginas de un magnífico personaje. Hoy es el turno de un escritor de fama reputada, creador de The Authority, Planetary y esa maravilla llamada Transmetropolitan. Con todos ustedes, el guionista británico Warren Ellis.
Puedes encontrar nuestra reseña sobre el primer número de Transmetropolitan aquí

Solo basta leer las primeras viñetas para entender el modo en que Ellis caracteriza al mago: monólogos interiores absorbentes, diálogos ágiles y un conjunto de historias tan adictivas como poderosas. Y así nos chocamos de bruces con la primera de todas ellas, como si nos propinaran un golpe seco directo al hígado: una antigua amante de John aparece muerta en extrañas circunstancias, extrañas evidentemente para nuestro brujo preferido, que no duda en investigar un caso que le sobrepasa rápidamente. Con esta premisa arranca «Atormentada», el relato más extenso del guionista en la cabecera. A su vez destacamos las inclusiones de «Cenizas y miel», de Darko Macan y el divertido y sucio relato de Dave Gibbons, «Otras putas navidades». Del apartado gráfico nos quedamos con el trabajo de John Higgins, el trazo sucio de Frank Teran y las figuras desgarbadas de Tim Bradstreet.
Hellblazer, según Warren Ellis:
1. Historias autoconclusivas: Por diversos motivos la andadura del guionista en Hellblazer no fue demasiado prolífica, lo que nos ha impedido disfrutar de historias extensas, de esas de números y números en las que el misterio se contrae según los caprichos del escritor. Una situación que no impide, en absoluto, que nos deleitemos con una rica variedad de relatos breves, contenidos y crudos.
2. Terror y crueldad humana: Para Warren Ellis hay monstruos y criaturas infernales, pero los peores, sin lugar a duda, son los propios hombres. Bajo las máscaras de magos y asesinos se esconden los auténticos enemigos de John Constantine.
3. La importancia de las cajas de texto: La voz de nuestro protagonista cobra vida propia gracias a esas profundas reflexiones privadas, monólogos interiores de una potencia narrativa que dan gusto leer, una y otra vez.
4. Londres y el uso de los secundarios: El Londres de John Constantine y Warren Ellis es un Londres misterioso, provocador y terrorífico. La ciudad se mueve como un personaje más, convirtiéndose en el único escenario posible para contar los crímenes y asesinatos que ocurren en Hellblazer. La ciudad inglesa que se nos ofrece nos retrotrae directamente a la época victoriana, una etapa dominada por la sombra de Jack El Destripador, donde todo podía ocurrir. Por otra parte se agradece la participación de Chas, el taxista salvavidas de John, y el personaje de Mapa, un brujo vestido de obrero ferroviario, capaz de doblegar a su voluntad raíles y vagones gigantescos.
Y esto, queridos lectores, son solo algunos retazos de los que les espera si deciden leer Hellblazer, de Warren Ellis.
¡100% recomendable!
Impresionante!!!!, no podrias haberlo hecho mejor.
¡Muchas gracias por tus palabras José! Encantado de que te haya gustado. ¡Larga vida a John Constantine!