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Sentimientos encontrados en el regreso de Harper Lee

Una jovencísima Harper Lee
Una jovencísima Harper Lee

Parece que fue ayer cuando en La Milana Bonita le dedicamos un programa a la genial Harper Lee. Su novela (por entonces la única) ‘Matar a un ruiseñor’ nos enterneció a todos por la cruda y a la vez tierna descripción que hacía del racismo en el sur de Estados Unidos. Lo hacía a través de los ojos de una niña que hoy todos conocemos: Scout Finch, quien se convirtió en nuestra amiga mientras duró la lectura. Con ella aprendimos que la desigualdad, que sigue campando a sus anchas, es el peor de los males. Fue Atticus Finch, en su cruzada personal para defender a ese ciudadano negro al que habían acusado de cometer una violación, quien enseñaba a Scout y nos enseñaba a los lectores cómo no debíamos ser. Un tipo sencillo que creía en la justicia y que se debía enfrentar a lo más rancio y paleto del estado de Alabama, en la localidad ficticia de Maycomb. Pasamos grandes momentos con los Finch, de tensión también, ávidos por conocer el final y saber que todo se solucionaría.

La novela ganó un premio Pulitzer y yo mismo me pregunté por qué esa mujer, Lee, no había escrito otras novelas. Hace unas semanas nuestro compañero Víctor Gutiérrez escribió una interesante reflexión sobre el respeto al silencio de los escritores. Es lógico que, como lectores, queramos leer todo lo posible de nuestros autores preferidos. Eso sí, ellos también tienen el derecho a callar su pluma cuando les plazca. En cierto modo, eso formaba parte de esa magia que rodea a ‘Matar a un ruiseñor’. Ahora esa magia se ha perdido, pues ya está en todas las librerías del mundo la nueva novela de la autora estadounidense. Su título, ‘Ve y pon un centinela’ (Harper Collins, 2015) suena francamente raro en nuestro idioma (caprichos de las traducciones). ¡Pero Harper Lee estaba de vuelta! Es más, ¡Scout Finch estaba de vuelta, qué importaba esa dichosa magia! «Das demasiadas vueltas a las cosas», me dijeron algunos. «Disfruta de la nueva novela y punto». Y eso hice.

Portada de 'Ve y pon un centinela' en su edición española
Portada de ‘Ve y pon un centinela’ en su edición española

El primer capítulo, con una Scout, ahora adulta y más conocida como Jean Louise Finch, mirando a través de las ventanas del tren, volviendo a su pasado junto a los lectores, es francamente bello y se me pusieron los pelos de punta. Emocionante es posiblemente el término exacto. Así que seguí leyendo y leyendo hasta que, casi sin darme cuenta, llegué al final. Y una explosión de nostalgia me salpicó en la cara. Echaba de menos a los Finch, pero a los Finch de ‘Matar a un ruiseñor’. Voy a ser franco, ‘Ve y pon un centinela’ es un gran libro pero no es la nueva novela de Harper Lee y cualquier lector más o menos avispado se dará cuenta. La obra nace de un borrador que ahora, supuestamente, se ha encontrado. Es el borrador que Lee presentó en su día a su editor y este le sugirió algunos cambios. De dichas modificaciones nació ‘Matar a un ruiseñor’, la maravillosa novela que tanto hemos disfrutado. Ahora entendemos al editor.

A ‘Ve y pon un centinela’ le falta esa magia. Evidentemente su principal baza es la nostalgia. Volver a la casa de los Finch, ver de nuevo a Atticus (cuya primera aparición en ‘Ve y pon un centinela’ está bien trabajada), descubrir cómo está Calpurnia y conocer a la versión adulta de Jem, el hermano mayor de Scout, es genial, maravilloso. Ese es precisamente el poder de los libros: hacen trabajar a la imaginación de manera que te trasladan a otros mundos, y poder regresar a ellos es un placer. Pero el libro no funcionaría tan bien si primero no hubiésemos leído ‘Matar a un ruiseñor, así de simple. Por ello, cualquier nostálgico disfrutará de ‘Ve y pon un centinela’. Sin embargo, la novela es más plana, menos compleja y centrada únicamente en la búsqueda por parte de Scout de una vida que hace años dejó atrás. La perspectiva que te da el tiempo y las contradicciones en su familia provocarán en Scout una crisis existencial que no tiene fácil salida. ¿Acaso Atticus ya no es el Atticus que ella (y nosotros) conocíamos? ¿Qué le ha hecho Maycomb? ¿Nunca debió irse? Esta y otras dudas asolarán su cabeza mientras se entremezclan pasajes de su infancia. Todo ello funciona y le hace disfrutar precisamente por lo que comentaba: la nostalgia del lector. Pero no es la nueva novela de Harper Lee, y por eso hay que leer ‘Ve y pon un centinela’ con ello en mente para disfrutarla al máximo. Estás avisado lector, y recuerda: ¡Haper Lee ha vuelto, qué importa esa dichosa magia!.

1 comentario

  1. es cierto, segundas partes nunca fueron buenas y eso lo demuestra esta continuacion de matar un Ruiseñor, que nos deja una añoranza y nos nos llena la expectativa que pensabamos encontrar. Muy plano, sin emocion y sobre todo sin misterio

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