El éxito de Canción de Hielo y Fuego, la famosa saga de fantasía épica obra de George R.R. Martin, es incontestable. Todo el mundo, lector o no, ha oído hablar del autor, de la trama, de algún personaje… De hecho, es una obra que en los últimos años ha servido para catapultar el género fantástico y acabar con ciertos tabúes y clichés que arrastraba. Dicho éxito lo estamos viviendo hoy, pero lo cierto es que el primer volumen, titulado Juego de tronos, fue publicado por primera vez en 1996. Es decir, se trata de una obra que cuenta ya con dos décadas de vida. A España llegó por primera vez en 2002 gracias a que una, por entonces, pequeña editorial llamada Ediciones Gigamesh conocía al escritor estadounidense y decidió apostar por él.

Lo cierto es que su apuesta no era tan descabellada como pudiera parecer ya que Martin era un escritor de ciencia ficción y fantasía consagrado en EEUU. Su primera novela la publicó en 1976 y era conocido también por sus guiones y colaboraciones para televisión. De hecho, para cuando empieza a escribir Canción de hielo y fuego y se publica el primer tomo ya contaba con dos premios Nébula y tres Hugo, entre otros. Es encomiable, además, ver cómo la serie se ha ganado el prestigio y alcanzando el éxito allá donde se publicaba. No tuvo grandes campañas de marketing detrás, fue a la vieja usanza: el boca a boca. Cuando se lanzó en España allá por el 2010 el cuarto tomo, Festín de Cuervos, el director de cine Álex de la Iglesia lo prologaba advirtiendo que es «una saga inteligente, atractiva, formidablemente escrita y dotada de una capacidad adictiva superior a la de la metanfetamina». Por aquellos años HBO ya estaba preparando la serie de televisión.
La adaptación cinematográfica, que adoptó el nombre del primer tomo de la saga literaria, Juego de Tronos, se estrenó en el año 2011. De una calidad que nadie puede poner en duda, ha servido para que la obra de Martin se convirtiese ya no en una saga de éxito sino en todo un fenómeno de masas que acapara premios y audiencias como poco antes se había visto. Ahora no es raro ver cómo tus compañeros de trabajo hablan de Daenerys, tus amigos debaten sobre los Bolton o tu padre conoce al mismísimo Tywin Lannister o a los Stark. No, ahora está en boca de todos. Ello es, y esto que quede bien claro, muy positivo. Una gran noticia para todos aquellos aficionados que antes teníamos que hablar de dragones, magia y castillos con la boca pequeña porque, como decía antes, ha puesto fin a muchos tabúes.
Sin embargo, recordemos, se trata de una saga de más de 20 años. Ello significa que sus lectores llevan años esperando con una paciencia digna de Job la publicación de cada tomo. Ellos, que se saben al dedillo las páginas y el trasfondo de los personajes y que han mamado de todos los productos relacionados, como el enciclopédico El Mundo de Hielo y Fuego, para hacer menos dura la espera. Ellos, que ahora tienen que huir de las redes sociales no vaya a ser que la serie de televisión les destripe el argumento; ellos, que ven cómo los telespectadores con una sola tarde de sesión continua ya les pueden alcanzar en la trama. Ellos, que no pueden ni encender el ordenador una noche de estreno de capítulo, no vaya a ser qué les cuente lo que le ocurre a Menganito…
Son, sin duda, lectores maltratados. El éxito mediático de la serie de televisión y los diferentes ritmos creativos ha provocado que lo que parecía que no iba a ocurrir, ocurriese: los guionistas han alcanzado a Martin. Las razones pueden ser muchas, pero esto es algo que se debería haber evitado porque son aquellos fieles lectores los que han convertido Canción de Hielo y Fuego en lo que es. Sin embargo, la solución no es que el autor escriba más rápido. Pese a que hay fans que parecen querer tenerle encerrado en su desván trabajando a destajo, lo cierto es que Martin siempre ha sido un escritor más bien lento. Entre el tercer y el cuarto tomo pasaron 5 años y entre el cuarto y el quinto, 6. Pese a que el de Nueva Jersey ya se ha disculpado por el retraso de Vientos del Invierno, se podría decir que aún está en plazo.
El gran problema reside en que desde un primer momento se debió hacer una diferenciación entre serie de televisión y libros. Unas recientes declaraciones del creador de The Walking Dead, Robert Kirkman, apuntan por esa vía. Por otro lado, creo que son los lectores y la saga literaria en general la que debe llevar la voz cantante porque, de lo contrario, puede ocurrir que hasta haya gente que no sepa que esa serie que le gusta tanto está basada en una serie de novelas. ¿Cuánto le ha dado la Literatura al cine para después quedarse en un segundo plano? Quizás les suene ‘Tiburón‘ o, por poner un ejemplo más reciente, ‘Soy leyenda’. Sí, el medio audiovisual es más masivo, llega a más gente, pero no olvidemos que ya era una saga de ventas millonarias antes de su versión televisiva. De hecho, esta es consecuencia de aquello. Por supuesto que la adaptación a la pequeña pantalla es maravillosa. Claro que ha servido para masificar un género que antes era menospreciado a la primera de cambio, pero por favor, que se respete la obra original y, sobre todo, que se respete a sus lectores. Porque de esta forma, además, podrán todos los aficionados, de un medio u otro, disfrutar de una magnífica obra en igualdad de condiciones.
Describes a la perfección como me siento, ahora que hago? ¿Veo la serie y luego me leo con desgana un libro de 2000 paginas o intento esquivar los millones de spoilers que salen cada día?
Menuda encrucijada.
Hola Iker! Es duro pero si fuese tú trataría de alejarme de la tentación de la serie y disfrutaría de los libros primero, precisamente para que luego no hagas la lectura con desgana como bien dices. Además, los libros suponen una experiencia más completa y seguro que disfrutarás más la adaptación televisiva una vez conozcas Poniente en profundidad. No sé si te has leído ya algún tomo pero si lo miras por el lado bueno, para cuando acabes el último seguro que ya está a punto de salir ‘Vientos del Invierno’;)
Ya nos dirás qué haces al final.
Un abrazo milanesco!
Yo me he negado a ver la serie porque no es en absoluto fiel a las novelas. Soy una de esas sufridas lectoras que esperaron seis años entre Festín de Cuervos y Danza de Dragones, y que cada año se consuela con una relectura en espera del siguiente tomo. Claro que la serie tiene gran calidad, no lo niego, y tal vez si nunca me hubiera leído los libros podría gustarme. Pero realmente me molesta la ausencia del Pez Negro o el añadido de algunos personajes que no considero necesarios.