En La Milana Bonita son muchas las ocasiones que hemos hablado de John Constantine, no por nada venimos analizando la apuesta más ambiciosa que se ha hecho desde el mercado editorial al traernos de vuelta, y de forma completa, la colección de Hellblazer. No queda mucho para que el fin llegue al mago y, desde aquí, estaremos muy atentos a la publicación de los últimos volúmenes.
El motivo que nos trae hoy hasta la casa de John Constantine es el cambio de rumbo que tomó la colección desde que se le indexara dentro del día a día de los superhéroes. Primero fueron Los Nuevos 52, influenciado terriblemente por esa dudosa serie de televisión, a la que hay que sumar su participación en La liga de la justicia oscura. El perfil de John había cambiado, dejando ese carácter sombrío más propio de la línea Vértigo para ser un mago socarrón en un mundo de superhéroes. Su serie regular no funcionó, el tono se infantilizó e, incluso, dejó de fumar. En conclusión, un desastre de proporciones nefastas.
Hoy Hellblazer vuelve renovado, sin ser el de hace años, pero tampoco la perversión en que se había convertido de sí mismo. Ahora John Constantine parece mucho más cerca del que fuera antaño y el resultado de sus historias es más que positivo.
Los primeros números de esta nueva incursión del hechicero sirven muy bien como introducción al personaje, además La cosa del pantano forma parte del reparto estelar y ya sabemos lo unidos que siempre han estado.
En estos números tendremos un cóctel de demonios y complots muy interesantes. Desde el primer momento John pondrá la vida de millones de inocentes en peligro para romper la maldición que le prohíbe volver a Londres para luego adentrarse en la trama principal, cuyo inicio se remonta al de La Gran Guerra y al asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria. Si con todo esto no bastara para darle una oportunidad también podremos disfrutar con el regreso de viejos conocidos a la colección. Nostalgia, buen hacer y un guion entretenido.
En esta nueva tanda de aventuras místicas y oscuras de Hellblazer hay un detalle que llama mucho la atención y que he de reconocer me ha cautivado. A título personal me fascinan las rupturas de La cuarta pared y esta también se produce en una serie como la nueva Hellblazer. John se sale por la tangente y nos vacila como lectores, nos provoca y nos hace preguntas mirándonos directamente a los ojos. El efecto es demoledor y cautivador. Son detalles, pinceladas de lo que puede ser el regreso de John Constantine, que sin ser el de hace años, no pinta nada mal. Sus características son las de siempre, reconocibles para el lector veterano, pero igual de atractivas para el que recién se lo cruza por primera vez.
La apuesta de DC por recuperar eventos, personajes y tonos antes de Los Nuevos 52 solo confirma el descalabro de lo que fue aquello. No obstante, alguna cosa buena hubo, aunque no para Hellblazer, cuya cabecera empieza recién ahora a parecerse a la que una vez fue. Oliver, Moritat y Guerra así lo demuestran por lo que, de momento, disfrutemos de la nueva etapa del mago pendenciero y que siga mejorando. ¡Tenemos Jonh Constantine para rato!