¿Puede ser que Batman decida llevar mostacho? Una pregunta estética que roza el escalofrío, pero no por ello menos real…y es que lo superhéroes y los bigotes no siempre han sido compañeros de aventuras. De hecho son pocos los personajes que cumplan ambas condiciones. Según las épocas ahí podríamos incluir al Doctor Extraño o a Tony Stark, villanos como Siniestro o casos más cercanos como el Hulk Rojo, aunque misteriosamente el bigote se le borrara del rostro al convertirse en el coloso escarlata. Pero si hay un personaje que ha presumido de mostacho ese siempre ha sido el gran Comisionado Gordon, el hombre de la gabardina y el cigarrillo, siempre al costado de Batman, dispuesto a encender la señal del murciélago sobre Gotham.
Los amantes del héroe encapotado ya saben lo que Batman significa, lejos de Superman, Spider-Man o el Capitán América, Bruce Wayne y su arsenal han representado la victoria del hombre frente al SUPERhéroe. El tipo sin poderes vs al que todo lo puede hacer. Su oscuridad, artilugios, sus pecados o, en resumidas cuentas, su humanidad, le han hecho, con el paso del tiempo, en el héroe elegido por todos. Un tipo sin poderes pero con una inmensa fortuna a sus espaldas, una fuerza de voluntad inquebrantable y unos, aparentemente, ilimitados medios económicos para convertirse en el azote de aquellos que amenazan Gotham.
¿Llegados a este punto la deducción parece cada vez más lógica verdad? Y si unimos a James Gordon y a Batman…¿qué nos sale? Pues al reemplazo perfecto del héroe caído, eso sí, y aunque parezca una broma, sin mostacho.
Batman: Superpesado
En esto de los cómics ya saben que las muertes son el pan de cada día y los editores asesinan sin piedad, año tras año, a nuestros personajes favoritos. Superman, Lobezno, Robin, El Capitán Marvel, hasta Hulk…la lista es demasiado larga para nombrarles a todos. Y sí, como pueden intuir, Batman también forma parte de esta fatal enumeración, aunque sus muertes nunca han sido tales, más bien jugarretas editoriales donde se presuponía que la cruzada de Bruce había terminado. Nada más lejos de la verdad.
Batman: Superpesado nos vuelve a traer a ese punto de partida ya explorado por el personaje en ocasiones anteriores, aparentemente muerto y sustituido. Azrael y Dick Grayson fueron los más famosos en ocupar su lugar, con lo cual, volver a ellos era una opción demasiado repetitiva. ¿Quién sería el candidato idóneo para el puesto pues? Sonaba como una auténtica locura, y aun creo que lo es, pero un tal James Gordon hiperentrenado, fibrado, sin bigote y con una llamativa cresta mohicana fue el mejor nombre que pusieron sobre la mesa Scott Snyder y Greg Capullo para relanzar la carrera del héroe murciélago.
La situación nos coloca sobre lo que ocurre después del enfrentamiento entre Batman y el Joker en Final del juego: ambos personajes han sido dados por muertos y James se ha puesto al servicio de un programa que pretende renovar el sentido de lo que es ser Batman para la comunidad. Ahora el héroe trabaja para el gobierno y sus acciones son medidas y controladas. A su disposición disfruta de un equipo técnico, recursos militares y una armadura gigantesca con la cual poder hacer frente a las mayores dificultades.
Si después de leer todo esto aun tienes dudas te doy la razón y es normal. No obstante, he de destacar que lo sorprendente de Batman: Superpesado es que se lee solo. Una narración muy fluida, junto al misterio que teje Snyder sobre un amnésico Bruce Wayne son suficientes para enganchar. Si a eso combinamos el carismático rol que adquiere Gordon y la aparición de Bloom, un villano sorprendente, sobre todo a nivel estético, entonces Batman: Superpesadose convierte en una de las sagas que más he disfrutado del personaje en los últimos años.
Batman: Bloom
En este segundo volumen, que es donde se cierran las aventuras de James Gordon como Batman, la acción es frenética, tanto desde el punto de vista argumental como gráfico. Si Batman: Superpesado era la antesala de la historia, con Batman: Bloom todo se acelera el doble, y eso que el tono del primer tomo no me pareció para nada lento. Batman regresa desde lo imposible, una vez más, para enfrentarse a Bloom y salvar a toda la ciudad. Por el camino asistimos al reclutamiento oficial de Duke Thomas a la causa de Batman. Personalmente nunca terminó de encajarme este personaje, pero ya se vislumbraba por entonces su crecimiento como futuro miembro de la batifamilia.
Lo mejor de este segundo tomo lo encontramos en las reflexiones sobre el poder de la heroicidad y lo que supone ser Batman. Mucho ojo también a las motivaciones de Bloom y esa gran metáfora sobre el jardín, los jardineros y las flores salvajes. El villano se convierte en todo un personaje antisistema, más allá del rol que le asignen como el malo de turno. Seguro que volvemos a verlo dentro de poco.
En resumen, no estamos ante la mejor aventura de Batman, pero ni de lejos ante la peor. Los más leídos vamos a encontrar esquemas repetitivos, situaciones que ya hemos visto y esa tendencia por querer reinventarlo todo. Sin embargo, Snyder y Capullo vuelven a construir una historia interesante, con momentos épicos y diálogos bien hilados. Todo eso sumado al refuerzo que supone esta historia para que Jim Gordon sea el protagonista en un cómic con Batman pero sin Batman, aunque al final todo vuelva a ser como era antes, incluso el floreciente bigote del Comisionado.