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La épica esperada: regreso al mundo de ‘El Señor de los Anillos’, de JRR Tolkien – Entrega III: ‘El Retorno del Rey’

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Ha llegado el turno de poner fin a esta trilogía de reseñas que sirve de humilde homenaje a JRR Tolkien y su fantástica obra El Señor de los Anillos. Una serie de novelas sobre la que se ha escrito de todo, y casi siempre bueno. No vamos a ser nosotros la excepción porque es público y notorio que somos bastante aficionados a las novelas de Tolkien, pero es que además no cabe duda de la calidad que estas atesoran. Pilares de un género, el fantástico, que vuelve a protagonizar un texto en nuestra web.

Una ardua espera

Como hemos ido viendo a lo largo de las diferentes reseñas, en ‘La Comunidad del Anillo el escritor británico nos situaba de la mejor manera posible en su Tierra Media, y nos presentaba a unos personajes que no tardamos en coger cariño. Después llegaba ‘Las Dos Torres’, una maravillosa novela en la que Tolkien hace especial énfasis en esa defensa de la naturaleza frente a la barbarie. Los lectores, en la edición original en inglés, tuvieron que esperar un año con respecto a la publicación de la segunda entrega para, al fin, saber cómo concluía todo. Visto que llevamos casi 8 años (y sumando) para descubrir cómo continúa ‘Canción de Hielo y Fuego’, de George R.R. Martin, no parece tan grave la espera de doce meses. Lo mismo ocurrió con la edición en español, que publicó Ediciones Minotauro en 1980, un año después que ‘Las dos torres’.

Sin embargo, he de reconocer que yo también me habría comido las uñas a la espera de esa conclusión del relato, para saber qué les iba a ocurrir por un lado a Frodo y a Sam y por otro al resto de los aventureros, ya con Gandalf el Blanco tratando de poner orden entre la raza de los hombres (elfos mediante) para aguantar el embate final de Sauron. Por suerte para mí, para cuando yo tenía capacidad para leer un libro así ya estaban todos los volúmenes publicados y pude disfrutar de la aventura prácticamente del tirón. Imagino, claro, que la pregunta del millón durante los 12 meses de espera de aquellos primeros lectores era si el cierre de la trama iba a ser tan épico como prometían sus dos anteriores entregas. Las respuesta ya la sabemos: sí.

Recordemos que del conjunto de libros que componen ‘El Señor de los Anillos’, ‘El Retorno del Rey’ lo conforman el libro quinto y sexto. Vuelve la estructura ya utilizada por Tolkien, de manera que en el primero se nos narran los capítulos correspondientes a lo que acontece fuera de Mordor, esto es, la trama de Aragorn, Gimli, Legolas, Gandalf, Merry y Pippin (además del resto de personajes). El libro sexto, por su parte, se centra en lo relativo a Frodo y Sam, que se encuentran ya, nada más y nada menos, separados y con el portador del Anillo secuestrado por los orcos tras ser atacado por Ella la Araña. Pero vayamos por partes.

El testigo para el reino de los hombres

El testigo de las últimas páginas de ‘Las dos torres’ las recogen Gandalf y Pippin cabalgando sobre Sombragris camino de Minas Tirith, la capital del reino de Gondor y símbolo del poder de los hombres frente a las sombras del Señor Oscuro. Es un momento cumbre ya que el lector, en esos momentos, se siente como el propio Pippin, ansioso por conocer, sobre todo tras su aciago encuentro con el peligroso Palantir de Saruman, la piedra vidente. Es este el motivo por el que Gandalf se lo lleva consigo, y es muy bonito ese largo viaje del poderosos mago junto al humilde hobbit, dos caras de la moneda que ahora ha de plantar cara a Sauron.

-¿Qué es eso?- exclamó Pippin de improviso, aferrándose a la capa de Gandalf-. ¡Mira! ¡Fuego, fuego rojo! ¿Hay dragones en esta región? ¡Mira, allí hay otro!

En respuesta, Gandalf acicateó al caballo con voz vibrante. –¡Corre, Sombragris! ¡Llevamos prisa! El tiempo apremia. ¡Mira! Gondor ha encendido las almenaras pidiendo ayuda. La guerra ha comenzado.

Es un libro muy de símbolos, y la fortaleza de Minas Tirith es el primero con el que nos encontramos. Por este motivo, Tolkien no ahorra en palabras a la hora de describir una de esas localizaciones que hacen grande a esta novela y a ‘El Señor de los Anillos’ en general. En la lectura de ‘El retorno del rey’, desde las primeras páginas, Tolkien nos deja claro que estamos ante algo grande, ante acontecimientos de vital importancia y ese “la guerra ha comenzado” de Gandalf así lo demuestra. En esta obra, los buenos no solo han de hacer frente a la inminente amenaza, sino que deben configurar el mundo que se encontrarán una vez destruido el Anillo Único. Esa sensación de estar ante hechos que marcarán toda una época, nada más y nada menos que el fin de la Tercera Edad.

Es esta una época en la que los Elfos son conscientes de que están en declive y en la derrota de Sauron y su poderoso anillo reside la clave del testigo que le han de otorgar a los hombres. En esa configuración del futuro de la Tierra Media entra en escena, por ejemplo, Aragorn, que vemos en esta entrega su gran ascenso de montaraz a Rey de Gondor. Esta aceptación de su destino por parte de Aragorn, perfectamente narrado por Tolkien (y muy bien transmitido, por cierto, por las adaptaciones de Peter Jackson), está escenificado en la convocatoria del Ejército de los Muertos, ya como Heredero de Isildur, en la medianoche del día 8 de marzo de 3018 de la Tercera Edad, ante la Piedra de Erech.

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Unos muertos que además resultan claves en la que es la batalla más espectacular de todas las novelas: la Batalla de los Campos de Pelennor. En esta vorágine conocemos más en profundidad la historia de Gondor y su actual trono vacío, gobernados por el senescal Denethor. Es también una novela en la que Gandalf está más hablador (una mención literal de los hobbits), lo que permite a los medianos y a los propios lectores conocer muchos más detalles sobre todo lo que está ocurriendo y sobre sus protagonistas.

De Cirith Urgol al Monte del Destino

Mientras tanto, Sam está metido en un gran lío, porque, torpe de él, pensó que Ella la Araña había matado a Frodo. Por suerte descubre que no, y ahora le toca desenredar el entuerto liberando a su inseparable amigo. Es en este pasaje donde vemos el lado más heroico de Sam, y es que su proeza es clave para la destrucción del anillo. No solo se adentra en solitario en el País de las Sombras en busca de Frodo, y avanza en una fortaleza infestada de orcos para dar con él, sino que además toma la inteligente decisión de salvar el anillo. Una decisión, por cierto, que en el libro se nos cuenta rápidamente, sin medias tintas, porque el propio Sam se aprovecha del poder del anillo para avanzar (por ejemplo, para entender el idioma de los orcos). En la película, sin embargo, no ubicamos el anillo hasta que los dos hobbits se encuentran de nuevo, lo cual aunque deja algunos vacíos en la coherencia del guion, permite dejar en vilo al espectador.

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Y como ya hablé más de Frodo en mi anterior reseña, de esta parte solo mencionaré que si algo consigue la pluma de Tolkien es transmitir la terrible angustia que vive la pareja de hobbits dentro de las fronteras de Mordor. El terror de esta región, su opresivo aire que no se puede ni respirar, la sed que sufren Sam y Frodo en su escalada al Monte del Destino, la ausencia de naturaleza y, en definitiva, de vida… Todo ello lo siente el lector, y lo que vivimos en estas tierras, de la que tanto se nos ha hablado durante las novelas, está absolutamente a la altura. Mordor es un lugar horrible, y la tarea de Sam y Frodo, ardua cuanto menos.

-¿Así que era esta la tarea que yo me sentía llamado a cumplir, cuando partimos? -pensó Sam-. ¿Ayudar al señor Frodo hasta el final, y morir con él? Y bien, si esta es la tarea, tendré que llevarla a cabo. Pero desearía con toda el alma volver a ver Delagua, y a Rosita Coto y sus hermanos, y al Tío, y a Maravilla y a todos. Me cuesta creer que Gandalf lñe encomendara al señor Frodo esta misión, si se trataba de un viaje sin esperaza de retorno.

Si por algo destaca además ‘El retorno del rey’ es en que una vez destruido el Anillo, Tolkien se explaya en explicarnos el mundo que queda después para dejar claro que el bien puede triunfar contra el mal. De hecho, una vez destruido, los caminos de todos los protagonistas vuelven a unirse y la acción deja de estar partida en dos. Un reencuentro tanto estructural como argumental que pone el broche (casi) final al libro. Por cierto, magnífico ese cierre con la liberación de la Comarca por parte de los hobbits frente a un moribundo Saruman reducido prácticamente a vulgar señor de los bandidos.

cuaderno de viaje

¿Quién no ha deseado trasladarse al mundo que Tolkien creó en su cabeza? ¿Quién no ha querido visitar Rivendel, o la Comarca o incluso presenciar la batalla frente a Minas Tirith? De algún modo, todos los lectores lo hicimos en el momento en el que comenzamos este viaje, desde la primera página hasta la última. El ingenio del escritor nos permitió trasladarnos a su imaginación y el género fantástico se reivindicó cómo lo que es. El mundo de la Tierra Media es tan rico en detalles que aún podemos seguir indagando sobre él con, por ejemplo, ‘Cuaderno de Viaje de la Tierra Media’, libro que publica en breve Minotauro con ilustraciones del magnífico John Howe. O con los diferentes relatos publicados por Christopher Tolkien a raíz de los textos de su padre, como ‘Beren y Lúthien’, de la misma editorial. Y por si esto fuera poco, una nueva adaptación nos espera, aunque esta vez televisiva, tras la compra millonaria de derechos por parte de Amazon para realizar una serie. Como ven, por suerte, la obra de Tolkien es eterna, como nuestra imaginación.

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