Para rendir homenaje al gran Jack Kirby, creador del Capitán América junto a Joe Simon o Los 4 Fantásticos de la mano de Stan Lee, DC Comics decidió que una docena de sus mejores guionistas idearan un proyecto que contara las aventuras, una vez más, del joven aventurero Kamandi, quizá para muchos, su creación más personal. Así nació el El Desafío Kamandi, un reto para los mejores escritores de la marca, pero al mismo tiempo un tributo a Kirby y una experiencia de lo más interesante y entretenida para los lectores del mundo entero. Hace ya varios meses escribimos sobre este proyecto, antes de su publicación en España. Ahora, que ya ha terminado su recopilación en dos volúmenes, ha llegado el momento de valorar esta obra en su totalidad.
¡Leamos El Desafío Kamandi!
Dominación animal

La idea del proyecto bebe del clásico titulado DC Challenge, original de los años 80. Esta miniserie planteaba este modelo, el de una alineación de guionistas y dibujantes diferentes en cada número, que seguiría el final planteado por el escritor anterior y así dar forma a una historia coral pero continuada. El Desafío Kamandi sigue precisamente esa línea, con el joven rubio melenudo como protagonista y la planta mayor de DC Comics como responsables para crear una historia épica donde las haya y dejar por todo lo alto el nombre de Jack Kirby.
El punto de partida de la historia es sencillo y nos recuerda a toda aquella ciencia ficción nacida en la década de los 60, deudora, en buena medida, de obras como El planta de los simios. El mundo cambiaría de un momento a otro, sin explicación aparente, para que un grupo de animales evolucionados tomaran el control del planeta. Kamandi sería el último ser humano en esta realidad, destinado a traer la paz una vez más.
El primero volumen recoge los primeros 6 números de la serie y las portadas, todas ellas fantásticas, donde destacaría la de Kenneth Rocafort o Gary Frank. De los capítulos que aquí podremos leer, el que construyen Palmiotti y Amanda Conner (es el tercero de la serie) se queda con el podio. Una nueva oportunidad para leer a una de las mejores duplas que el mundo del cómic nos puede ofrecer ahora mismo.
En El Desafío Kamandi todo puede pasar
Desde la selva, hasta el desierto o los límites del océano. No hay freno para la imaginación y las aventuras con Kamandi. Al chico rubio lo persiguen desde adoradores de un dios felino, gorilas gigantes, hasta un clan de asesinos. Por el camino, entre tantos enemigos, aparece Vila, una chica planta, su única amiga en esta odisea. Muy interesante es todo lo que plantea este personaje a nivel simbólico, ya que protagoniza viñetas que analizan su mismísima concepción y función en la historia, su utilidad para los otros animales (incluso sirve de alimento para muchos de ellos, pero no se preocupen, puede regenerarse) y su capacidad de sacrificio. Resulta sumamente estimulante poder observar cómo cada guionista le da un papel y un uso específico a uno de los personajes más fascinantes del relato.
Otro capítulo a destacar sería el que crean Bill Willingham, correcto amigos, el escritor de Fábulas junto a Ivan Reis, un guion que deja de lado la aventura más clásica, desde que el joven es rescatado por los integrantes de un barco, para zambullirse en una historia de lo más gore. ¿Cómo puede ser eso cierto? Pues, qué pensarían ustedes si el argumento nos lleva hasta la cueva de un científico con apariencia de lemur que quiere replicar la raza humana a partir del cuerpo de nuestro «ricitos de oro», eso sí ¡utilizando una bioimpresora 3D! Así de descabellado puede resultar El Desafío Kamandi, ¡maravilloso!
Vamos terminando, la despedida de Kamandi
El segundo volumen nos arrastra de la mano del héroe por tierra y mar, como al Ulises griego, homólogo para el personaje en el capítulo titulado No exactamente la Odisea, otra desternillante aventura en la que el joven es confundido con el aventurero mitológico. Y así va llegando el final de este desafío, donde aventura, drama, reflexión, tragedia y homenaje se dan la mano constantemente. El capítulo firmado por Tom King, junto a Kevin Eastman y Freddie Williams II en el dibujo, es de los más entrañables, un tributo a Kirby maravilloso, plasmado en un pedrusco gris y negro.
El capítulo 12 cierra la historia y, por fin, Kamandi deja de caer una y otra vez. Una conclusión que saca una sonrisa al lector, aunque no sepamos si se debe por su originalidad o pereza (de ser así, una tremendamente ingeniosa).

El Desafío Kamandi es una oportunidad de lujo para conocer el legado de Jack Kirby o leer de un plumazo a los grandes nombres del cómic norteamericano del momento, pero, sobre todas las cosas, El Desafío Kamandi supone un desafío para los lectores que nunca hayan oído hablar de este joven de cabello rubio, un aventurero incansable. Cuando cerramos los dos tomos, quizá no sepamos con certeza si hemos leído una gran historia o si los capítulos se encuentran perfectamente bien hilados, pero una cosa sí que es segura…¡qué bien nos lo hemos pasado!