Relajaos, porque vienen curvas.
Hay muchos espectadores que no disfrutan del cine de Quentin Tarantino, simple y llanamente. A otros, quizá, tampoco les gusta el que propone Christopher Nolan. No obstante, ambos son grandísimos cineastas, de los nombres más destacados en los últimos 20 años de la historia del cine. Los dos directores tienen sus manías, fetiches y fobias, que dejan ver en cada una de sus cintas. Llegados a este punto, Érase una vez en Hollywood (2019) y Tenet (2020) son el resultado de dos directores consagrados que hacen lo que quieren y como quieren. Tarantino y Nolan son cine en estado puro; catártico, único y con un sello propio. Ya no tienen que contentar a nadie, ni conceder ni ceder y eso mismo es lo que se siente, como espectador, que hacen en sus últimas películas: liberarse. Pueden gustar más o menos, pero ambas son películas rompedoras, honestas y cuidadas hasta el más mínimo detalle. Que sirva este ejemplo para hacer el símil con Robert Kirkman y su propuesta más loca hasta el momento y eso ya es mucho decir.
Die! Die! Die!
El maravilloso Robert Kirkman está de vuelta, aunque nunca se fue realmente, para ofrecernos el que puede que sea su cómic más gamberro. Si os gustaron cómics como Predicador o The Boys, de Garth Ennis, es muy probable que Die! Die! Die! también os enganche desde la primera página. Después de Los muertos vivientes llega Die! Die! Die!.
Die! Die! Die!, de Robert Kirkman es un cómic que no toma aire, porque está constantemente exhalando, como si la vida le fuera en ello. Algo parecido ocurre con esta historia, repleta de asesinos y políticos corruptos que no paran de oscurecer una trama que refleja lo peor de nuestra sociedad actual.
El argumento gira en torno a tres hermanos gemelos, uno peor que el otro, dentro de una conspiración que reúne lo mejorcito de los altos y bajos fondos. Sexo, drogas y vísceras, muchas vísceras. A eso hay que sumarle la participación de un personaje caracterizado como el actor Jason Stathman. El actor de Snatch: cerdos y diamantes (2000), Crank (2006) y Megalodón (2018), entre otras cintas, se convierte en personaje de cómic para hacer lo que mejor sabe hacer en su carrera: no dejar títere con cabeza.
No nos gusta admitirlo, pero este es un mundo malvado en el que gente malvada hace cosas malvadas constantemente. Por suerte hay un conciliábulo secreto dentro del gobierno de los Estados Unidos que trabaja al margen de nuestro sistema normal para influir en asuntos mundiales con asesinatos selectivos.
Así que si le haces daño a la gente, si de alguna forma haces del mundo un lugar peor de lo que es, o aunque tan solo te limites a interponerte en el camino de algo bueno que ha de ocurrir… en este mismo momento alguien podría estar transmitiendo la siguiente orden: ¡MUERE, MUERE, MUERE!
Leer Die! Die! Die! es como sentarse a ver una película de acción como las de antes. Desde las primeras páginas, la sangre salpica cada viñeta de manera agresiva. Violencia gratuita, divertida y frenética dibujada por Chris Burnham y Nathan Fairbairn de modo increíble. El trabajo gráfico impacta y habrá que seguir de cerca a ambos artistas que están enormes en este cómic. Hay viñetas que se quedan marcadas a fuego, gracias al dinamismo que logran imprimir en combates acrobáticos y situaciones ultraviolentas, que rozan el gore más puro. La portada ya revela lo que os comento, pero ahí va una pista. En los primeros minutos de la cinta Conan El bárbaro (2011), con Jason Momoa interpretando al gigante que imaginara Robert E. Howard, el pequeño Conan le hace algo parecido a uno de sus enemigos. Lo dicho, Die! Die! Die! no es apto para cardíacos.
La Milana Bonita 