Ya se ha convertido en un clásico hablar de Sandman y Neil Gaiman en La Milana Bonita. A lo largo de los últimos meses no han sido pocas las oportunidades en las que hemos tratado sus cómics y novelas, pero es que tampoco podemos detenernos porque la maquinaria creativa de este autor sigue funcionando a pleno rendimiento, produciendo nuevo material sin que por ello tenga que resentirse la calidad de sus textos.

En esta ocasión volvemos a tratar una obra que ya todos conocen muy bien, Sandman: Los cazadores de sueños. No, no se trata de una segunda parte ni de una precuela, sino de la misma obra. Gaiman no ha cambiado ni una coma de lugar ¿Entonces? Se estarán preguntando muchos de ustedes. La diferencia la encontramos en su apariencia , y si antes hablábamos de un cómic ahora vemos la misma historia pero en formato libro. ¿Eso es todo? Tampoco, porque lo acompañan las preciosas ilustraciones del japonés Yoshiaka Amano, mundialmente conocido por los diseños de los personajes de la saga de videojuegos Final Fantasy, así como de Vampire Hunter D. Un auténtico lujo, donde Morfeo parece navegar cómo si siempre hubiera sido caracterizado por su pincel: mucho más espectral y sombrío.
Premios: La adaptación fue galardonada con el Premio Bram Stoker en 1999 (el mayor premio que existe en el género de Terror), por la mejor Narración Ilustrada. También estuvo nominado al Premio Hugo de 2000 (el mayor premio que existe para las obras de Ciencia Ficción), al Libro Mejor Relatado.
La curiosidad: En el epílogo, Nei Gaiman cuenta el origen de la historia: un viejo cuento popular japonés. Una leyenda adaptada por ambos artistas para hacerla calzar en el universo de los sueños.

El Lucifer de Mike Carey, otra vez

Esta nueva entrega de Lucifer nos presenta el derrumbamiento del orden establecido, con la derrota de las fuerzas celestiales y la desesperación de los ángeles. El panorama resultante sitúa a Lucifer como principal protector del universo, una situación que resulta cuanto menos paradójica. Hay que prestar mucha atención al personaje de Elaine Belloc, que crece hasta límites divinos para ayudar a Estrella del Alba a evitar la destrucción de toda la Creación. Por si esto fuera poco seremos testigos de un viaje místico y de un período de aprendizaje muy reflexivo e introspectivo, certificando nuevamente el gran trabajo que hiciera Mike Carey al frente del personaje creado por Neil Gaiman. Una historia que vale la pena leer en su totalidad y no de forma fragmentada.
Elaine Belloc es uno de esos personajes cautivantes, de los más relevantes en el entorno de Lucifer. Con cada aparición desprende una dulzura inusitada, solo comparable con el poder que parece albergar en su interior. Tanta presencia solo hace suponer que se trata de una mujer capaz de hacer mucho más de lo que aparenta, que ya es bastante. Elaine no solo puede detectar fantasmas, desprender dos gigantescas alas de su espalda o cambiar de apariencia; también puede convertirse en el motor de la historia y guiar a un Lucifer que mejora con cada nueva entrega.
Cuando Lucifer se arrancaba las alas en aquellos míticos números de Sandman, seguramente no auguraría ser poseedor de una serie de tal calidad. No hace mucho Carey afirmaba en una entrevista que su versión del personaje era más «intelectual» que la del escritor británico: «Quizá mi versión de Lucifer sea menos terrenal y más intelectual que la de Neil Gaiman. Cuando empecé a escribirlo se parecía al personaje de Gaiman en Estación de tinieblas y Las Benévolas, pero al releerlo me di cuenta de que mi Lucifer es más intelectual y engolado, el de Gaiman es más áspero, más duro. La personalidad de ambas versiones quizá sea muy parecida, pero la forma de expresarse es muy diferente». La verdad es que el guionista daría una profundidad novedosa, aňadiendo una serie de giros sobre la independencia y la inevitabilidad del destino que colocaría a Lucifer en sitios donde Sandman ya había estado.
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¡A leer!