Hay libros que son importantes porque marcan un punto de inflexión estético o temático. Otros que causan enorme revuelo por su argumento o personajes. Y, también, unos pocos que trascienden a la cuestión temporal y que se elevan en la mente de los lectores como grandes clásicos. A sangre fría de Truman Capote tiene un poco de todo esto.
1. La innovación formal:
Truman Capote (1924-1984) ya había cosechado una gran fama en Nueva York como narrador cuando decidió emprender el proyecto periodístico que daría lugar a la novela A sangre fría. Su novela corta Desayuno en Tiffany’s (1958) fue adaptada en el cine tres años después de su publicación con un enorme éxito de crítica y público. Audrey Hepburn (en el papel de Holly Golightly) engañó a todos con su falsa fragilidad y la historia se convirtió en rápidamente en un icono cultural (artístico y erótico) en la década de los sesenta.
La vida parecía sonreír al excéntrico Capote. Fama y dinero llamaban a su puerta, cuando decidió dar un sonoro portazo. Él quería ser inmortal así que decidió «crear» el «Nuevo Periodismo». Primero voy a tratar de resumir muy escuetamente en qué consistía esta corriente estética y luego explicó por qué crear está entre comillas.
Tom Wolfe en su escrito fundacional El nuevo periodismo dice:
El caso es que al comenzar los años sesenta un nuevo y curioso concepto, lo bastante vivo como para inflamar los egos, había empezado a invadir los diminutos confines de la esfera profesional del reportaje. Este descubrimiento, modesto al principio, humilde, de hecho respetuoso, podríamos decir, consistiría en hacer posible un periodismo que… se leyera igual que una novela. Igual que una novela, a ver si ustedes me entienden. Era la más sincera fórmula de homenaje a La Novela y a esos gigantes, los novelistas, desde luego (…) Todo cuando pedían era el privilegio de revestir su mismo ropaje ceremonial… (Tom Wolfe, 1976: 18).
¿Pero era esto algo nuevo? ¿Nunca antes nadie había jugado con esa intersección entre el periodismo y la literatura? Como es lógico, son muchos los ejemplos de periodistas en diferentes países y lenguas que, ya antes, habían probado con la «narrativización» del reportaje, si bien, nunca antes habían alcanzado el peso mediático que consiguieron en esta década Gay Talese, Capote, Wolfe o Mailer. Con todo, sigue sin estar claro por qué tiene tanta importancia A sangre fría. Es cierto que Capote era famoso y que la novela se puede considerar como un hito paradigmático en aquella nueva corriente narrativo-periodística… Pero había algo más.
2. El asesinato de los Clutter:
Algunos crímenes son ignorados en breves noticias de los periódicos, otros pueden conmocionar a todo un país. No importa el número de muertos o los litros de sangre derramada, sino el grado de empatía que puedan generar las víctimas en los estupefactos espectadores. Por esta razón, el asesinato de los cuatro miembros de la familia Clutter en un pequeño pueblo de Kansas tuvo tanta repercusión. Sus cuerpos sin vida recordaban a todos que la muerte se escondía en cualquier esquina.

Capote se dio cuenta de esta realidad y decidió explotar la historia. Así pues, se trasladó al pequeño pueblo con su íntima amiga Harper Lee (autora de Matar a un ruiseñor) para investigar el crimen. Tras horas y horas entrevistas con todos los testigos e, incluso, con los dos asesinos confesos (Dick Hickock y Perry Smith), Capote compiló el material documental necesario para redactar su fabulosa novela de no ficción A sangre fría.
3. El legado de una obra inmortal:
Tanto por su importancia en la historia de la literatura por ser un punto de inflexión como por el propio valor artístico de la novela, A sangre fría ha sido, es y será una obra inmortal. Narra de manera asombrosa la fragilidad del ser humano, el poder de corrupción de la sociedad sobre sus individuos y la falta humanidad de todos nosotros, público frío y pervertido, que observamos con regocijo todo esto porque tiene el membrete: «Basado en hechos reales».
Notas:
1. La historia de la redacción de la novela está genialmente explicada en la película: Capote (2005).
2. A sangre fría también tiene versión cinematográfica.
Excelente libro, realmente plasma la realidad del ser humano, sin vestigio de divinidad o malagnidad, simplemente humano, imperfecto.