
Aprovechamos que esta semana hemos analizado Coraline, de Neil Gaiman para profundizar un poco más en la extensa, apasionante y siempre recurrente The Sandman, aunque en esta ocasión las aventuras del señor de los cuentos toman otro carácter para convivir dentro de una historia repleta de superhéroes: ¿Cómo es esto posible? Te lo contamos a continuación.
SI NO HAS LEÍDO THE SANDMAN, Y ENTRA EN TUS PLANES, TE RECOMIENDO QUE SEAS PRECAVIDO EN LA LECTURA DE ESTE ARTÍCULO. ¡EL QUE AVISA NO ES TRAIDOR!
El número 23 de la JLA, de Grant Morrison fue muy especial por varios motivos:
- En primer lugar asistimos al uso de Sandman por un guionista que no fuera Neil Gaiman, todo un acontecimiento ya que para hacerlo su creador debía dar el visto bueno y así lo hizo.
- Estamos ante una de las pocas apariciones de Daniel, y no de Morfeo, como Sandman. Recordemos que después de Las benévolas y Velatorio, últimos arcos de The Sandman, el hijo de Morfeo se hizo con su manto.
- El ataque de un monstruo que invade los sueños humanos sirve como excusa para reunir al dios con los superhéroes, pero también para rendir homenaje al primer enemigo de la JLA, nada más y nada menos que Starro, aquella estrella de mar gigante, cuya primera aparición la encontramos en 1960. Segunda venida de la criatura si recordamos su ataque durante los primeros números del guionista escocés.

«Ello», la historia que dio pie a la curiosa agrupación
Sandman pide ayuda a la Liga para hacer frente a una amenaza onírica, trasladándolos al típico pueblecito norteamericano, donde la vida transcurre con extrema placidez y todos los vecinos se conocen y saludan por las mañanas antes de ir al trabajo. Pero algo ocurre, hay un detalle que se les escapa, una presencia. Está en todas partes, a punto de entrar en la realidad y conquistarla. Y es casi tan grande como un continente. Grant Morrison arma un buen arranque con pocos elementos: presenciamos una sociedad diezmada por un tirano oculto, mientras un niño se esfuerza por recordar el nombre de un héroe que el mundo parece haber olvidado. Un ambiente opresivo que juega con la pérdida de la memoria y la instauración de un nuevo orden social.
Estamos ante una historia breve, apenas dura dos números, sencilla pero bien narrada y que cuenta con la participación de todos los miembros del equipo. ¿Encaja el dios de los sueños dentro de un cómic de superhéroes? Pues no demasiado la verdad, pero el relato es lo suficientemente corto como para que no tengamos que debatir mucho sobre este aspecto. En todo caso, si hemos leído The Sandman, disfrutaremos con la presencia de Daniel en estas viñetas, por no mencionar algunos de los detalles que los seguidores más fieles podrán encontrar en diálogos y dibujos. Al margen de la participación de Sandman, el personaje que mejor parado sale de Ello es, sin lugar a dudas, Superman. La historia recupera la importancia del kryptoniano, un protagonismo necesario y elemental por aquel entonces, tan distante hoy en día.
¿Dónde podemos encontrar esta historia?

A lo largo de las más de trescientas páginas del tomo encontraremos varias historias que valen la pena ser leídas, al margen de Ello, aunque Cinco veces crisis destaca por encima de las demás. Una historia que aúna la épica de los cómics clásicos de superhéroes. Además es una excusa perfecta si disfrutamos con el apartado mágico de la editorial ya que podremos ver en primera línea a Billy Baston o lo que es lo mismo: Shazam! uno de esos personajes capaz de rivalizar con el poderoso kryptoniano. El dibujo, encabezado como de costumbre por Howard Porter, continúa con ese estilo noventero tan bueno, acompañado de Mark Pajarillo, de trazo algo más sucio, pero con un atractivo muy a considerar.