Con el Universo DC reiniciado otra vez, recuerden que ya hablamos de eso en el especial Rebirth, pudimos presenciar la vuelta del Flash de los años 90, nuestro querido Wally West. El que antiguamente fuera Kid Flash vuelve a la actualidad DC para contarle al mundo que alguien ha estado manipulando los recuerdos de todos, un titiritero en la sombra, obstinado con borrar de la memoria la imagen de Wally, perdido desde hace años en la Fuerza de la Velocidad. Hoy Wally ya ha regresado y, poco a poco, sus seres queridos empiezan a recordarle, aunque no todos los que el héroe escarlata quisiera. De momento, Los Titanes, su equipo de toda la vida, están aquí y eso hay que celebrarlo.
De la mano del siempre solvente, y muchas veces sorprendente también, Danni Abnett, vemos el regreso de Wally a su antiguo grupo, aquel confeccionado a medida de las versiones juveniles de los héroes de siempre: Aqualad, Wonder Girl, Robin, Speedy y Kid Flash. Hoy aquellos nombres son historia y el tutelaje de sus versiones adultas es ya casi inexistente, héroes hechos y derechos, independientes y con nombres propios: Tempest, Donna Troy, Nightwing, Arsenal y Flash, sí, porque Wally es Flash, título que comparte también con Barry Allen. Bravo por el nuevo diseño, elegante y atrevido, que moderniza la imagen de Wally con un claro respeto por los uniformes que usara en sus etapas anteriores como corredor. Por si esto fuera poco es fantástico poder leer una vez más historias del equipo original, un grupo de héroes, donde todos sus miembros son amigos de verdad. Solo hace falta leer cualquier número de la Liga de la Justicia para notar la diferencia entre compañeros y amigos y ahí los titanes dan una lección a los héroes mayores.
Antes de leer esta aventura había revisado varias reseñas y críticas y, la verdad, no entiendo por qué el ensañamiento con el dibujante. Es verdad que la composición de páginas es algo liosa, pero nada para echarse las manos a la cabeza, ofreciendo un dibujo más que solvente con algunas páginas francamente espectaculares, ni qué decir de cada aparición de Wally, electrificado con esos rayos azules que no dejan de chisporrotear por aquí y por allá.
Además, el diseño de personajes, en general, sale con buena nota: Donna Troy está imponente, lejos de la imagen juvenil y angelical de antes, aunque su rostro sea demasiado parecido al de Wonden Woman. Nightwing es el de siempre y eso es suficiente, quizá uno de los mejores diseños de todo el universo DC. Se han preguntado alguna vez ¿cuántas veces ha sido modificado? Por otra parte, Tempest está frente al mejor diseño de vestuario que se la haya hecho y Arsenal, bueno, quizá no salga tan bien parado. Personalmente prefiero el traje de su etapa anterior, cuando era miembro de Capucha Roja y los forajidos. Se echa en falta a Roy junto a Jason Todd, una de las sorpresas más entretenidas de Los New 52, aunque muy poco valorada, en general. El aspecto de malote siempre le ha sentado como anillo y al dedo, pero es que estas gafas gigantes que le han colocado parecen más de un trasnochado que de un héroe rebelde.
La historia de El regreso de Wally West gira en torno a Wally, evidentemente, y a las consecuencias que trae su vuelta. La química entre todos los personajes no se hace esperar y pronto estaremos leyendo diálogos fluidos y naturales entre todos ellos, un gran grupo que saca lo mejor de cada personaje. Eso sí, el guionista podría haber elaborado algo mejor la excusa para que los titanes recuperaran los recuerdos sobre Wally, mucho más sentido cuando este se cruza con Barry Allen. No obstante, donde sí acierto Abnett es en la inclusión del tecnomago Abra Kadabra, un villano clásico de la galería de Flash, que calza perfectamente con el papel de responsable directo de la situación que vive el velocista. Incluso su diseño también le beneficia, una combinación entre mago y titiritero, moderno, divertido y dinámico,.
Titanes ya se encuentra entre las mejores series de este Renacimiento, fundamental si se quiere entender todo el vericueto espacio temporal que empezó con aquel especial que mencionamos al principio de esta reseña. Las aventuras de Flash, tanto en Titanes como en el título Flash, este sí protagonizado por Barry Allen, son obligatorias para ir al día sobre el trasfondo de esta nueva etapa DC, esa que combina lo viejo y lo nuevo, junto al toque de cierto personaje azul de Watchmen. El final del tomito es muy revelador al respecto, ahí queda eso.
En el horizonte queda por ver la evolución en la relación amorosa de Wally West con Linda Park y Arsenal con Donna Troy, así como la capacidad de Nightwish para liderar al equipo y de Tempest para adaptarse al mundo terrestre. No hemos mencionado a Lilith, un personaje que me sobra completamente en este regreso de la serie y que hubiera preferido que desde la cúpula de DC se recuperara a Cyborg, pero eso es otro cantar. Mientras tanto, podemos seguir disfrutando con conceptos tan interesantes como la teoría del pararrayos, el valor de la amistad y el amor auténtico, todos ellos componentes indispensables para el regreso de Flash. Simplemente titánico.