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Declaración de derechos humanos para un mundo feliz

¡Propongo una nueva profesión! Se tendría que acceder por oposición y estaría muy bien remunerada. Pensándolo bien, tendríamos que crear un grado universitario que solo pudieran estudiar unos pocos elegidos. Los podríamos llamar comparatistas distópicos. Suena muy bien: Grado en Comparatismo Distópico. Seguro que ya hay más de uno que se quiere matricular. La base de esta nueva carrera sería la lectura de distopías y luego el análisis comparativo con el mundo real. Suyo sería el deber de informarnos sobre el nivel de cercanía de nuestras sociedades con los mundos distópicos creados por los grandes narradores del género como Huxley, Orwell

Ilustración de Matías Noel
Ilustración de Matías Noel

Mejor aún, tendríamos que crear una religión… Con sus sacerdotes, sus santos y toda esa parafernalia. Podríamos tener profetas. La sagrada escritura sería El mundo feliz. Un evangelio apócrifo podría ser 1984. Los sacerdotes entrarían en esa vieja dinastía de lo de agoreros. ¡¡El fin del mundo está cerca!! O, mejor dicho, ¡¡todos tenemos que tomar “soma” porque el fin del mundo está cerca!! ¡Quemen los libros como en Fahrenheit 451! Ya habrá alguien que se encargue de preservar los más importantes. Guárdenlos en pinchos de 16GB, no hace falta más para llegar al santo cielo de los elegidos por Él. ¿Por quién? Por el Dios Todopoderoso Google, que todo lo sabe y al que nadie se le escapa.

Perdón, me estoy dando cuenta de que esto es un desbarre sinsentido. ¿Religiones? Bobadas… ¿Disciplinas académicas? Aun más estúpido… Realmente, la propuesta tiene que ser una reforma de la Declaración Universal de Derechos Humanos que ratifiquen todos los países que conforman la ONU. Sus principios básicos deberían ser los siguientes:

Artículo 1
Todos los seres humanos nacen libres e iguales desde diferentes tubos de ensayos y están dotados con un nivel de razón y conciencia suficiente para su desarrollo personal en las diferentes castas.

Artículo 2
Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición; menos los habitantes de la Reserva del Malpaís que se regirán por sus propias normas.

Artículo 3
Todo individuo tiene derecho a la felicidad, el estado deberá asegurar la consecución de este derecho.

Artículo 4
Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas. La organización social se hará mediante un sistema de cinco castas claro y transparente.

Artículo 5
Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Se intentará abolir el dolor mediante todas aquellas drogas que sean efectivas.

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Estos serían los primeros cinco artículos. Después, si estamos todos de acuerdo, tendría que desarrollarse un poco más esta nueva sociedad. Siempre, claro, siguiendo el ejemplo que nos regalos Huxley, el profeta.

¡La revolución ha comenzado!

Ilustración de Francisca Aleñar
Ilustración de Francisca Aleñar

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