
Los genios en ocasiones se incuban. Hibernan durante largas temporadas hasta que su propia raza e idiosincrasia acaban imponiéndose a la realidad. El autor de La senda del perdedor (Compactos Anagrama, 1996) conoció en grandes dosis la agria soledad de una vida que incluía trabajar entre uno de los mayores crímenes y deshonras para un ser […]
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